7: PASADO

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AÑO: 2033


ALMA


Estábamos todo en estado de shock, acababan de aparecer dos personas de un reloj. Tengo que decir que siempre me creí todo lo que nos contaban Nico y Cielo, aunque pareciera poco creible pero el hecho de verlo, impactaba. No entendía nada. La chica que apareció era muy bonita, tenía una media melena larga y negra y unos ojos muy grandes y oscuros. Parecía que tenía miedo porque desde que apareció no le soltó la mano al chico que estaba a su lado. Él era bastante más alto que ella y más corpulento, tenía el pelo rizado y también oscuro. Ambos tenían entre sí un parecido razonable, por lo que intuí que eran hermanos.

Ambos miraron a su alrededor intentando reconocer o identificar algo, aunque no se veían muy seguros. Cielo, sin ninguna duda, se acercó a ellos para brindarles la bienvenida al Mandalay aunque no es que estuvieran muy conformes.

— ¿Qu...e es es...to? — preguntó la chica con voz temblorosa.

— Rose, entiendo tu inseguridad, pero estamos aquí para cuidaros.

— ¿Cuidarnos, de qué? — parece que la respuesta de Cielo no la conformo porque seguía sin confiar.

Cielo, al ver la indisposición de los hermanos, junto con Nico, los llevaron al despacho. Intuí que era para explicarles mejor toda la situación. Nos hicieron irnos a clase y nos dijeron que ya nos irían comunicando las novedades.

Estábamos todos en clase esperando al profesor de astrología, era una clase un tanto aburrida aunque a veces se hacía entretenida. Mientras tanto miré a mi derecha y vi a Alai dibujando tonterías en su cuaderno, se veía bastante aburrida.

— ¿Nadie va a hablar de lo que acaba de pasar? — comentó Adam.

— Estaba esperando que alguien lo dijera, ya que no quería ser yo quien sacara el tema. — le respondió Sofia mientras resoplaba aliviada. — ¿Quiénes eran esos chicos?

— Aquí la pregunta es quién era esa chica, estaba buenísima. — como no, el comentario fue de Brad.

— Puedes dejar de pensar por una vez en tu vida con tu miembro y empezar a usar el cerebro, hazme caso que te será más útil.

— Almaaa, tú sabes que siempre serás mi favorita, no te pongas celosa.

— Agh paso. — digo mientras pongo mis ojos en blanco. — La chica se llama Rose y el chico Gabriel, son los hijos de Valeria y Simón. Lo sé porque estuche como Cielo y Nico lo hablaban en el despacho.

— ¿Entonces esos chicos son del futuro? — me pregunto Dylan.

— Eso creo.

Íbamos a seguir con la conversación pero el profesor Stone nos interrumpió con su entrada a la clase. La clase fue igual de aburrida que las demás, pero lo cierto es que note a Alai más apagada de lo normal, pensé que a lo mejor estaba aburrida así que no le di mucha importancia, pero llevaba toda la clase así, me estaba empezando a preocupar.

La clase ya se había acabado y todos seguimos pensando en aquellos dos chicos, pero ninguno de nosotros se atrevía a decir nada, así que todos salimos del aula para irnos a almorzar. Vi como Alai cogía sus cosas de forma brusca y rápida como si quisiera huir de allí. Decidí perseguirla ya que quería saber como estaba.

— Ey, Alai. — le dije intentando que bajara su aceleración. — Che, te estoy hablando.

— Alma, ahora no, en serio.

— Alai, soy tu mejor amiga, sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites, vamos a charlar. — ella no dijo nada, pero asintió con la cabeza. Nos metimos en el aula de música, ya que no había nadie.

— Alma soy horrible. — me dijo mientras contenía sus lágrimas.

— No eres horrible, eres la mejor persona que conozco. No quiero que vuelvas a decir eso eh.

— Es que es verdad, yo supe que todo esto pasaría, yo tuve una visión y vi la llegada de esos chicos. Y no dije nada. — de repente se echó a llorar mientras se sentaba en el suelo y sujetaba su cabeza entre sus rodillas.

— Alai, escúchame. — le dije mientras sujetaba su cabeza y le limpiaba las lágrimas. — Por esa regla de tres yo también soy "culpable" porque yo sabía de la existencia de Valeria y de esos niños y encima tenía un papel con unas coordenadas y tampoco dije nada. Aparte no ha pasado nada malo, esos chicos tenían que llegar aquí por una razón y esa razón no eres tu Alai.

Ella se puso de rodillas para abrazarme y llorar en el hueco de mi cuello. Mientras ella lo hacía yo la contenía mientras le decía que se tranquilizara.

Vuelta a empezar [Casi Angeles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora