Capítulo 3: ¡Vacaciones!

8 1 3
                                    

Al llegar nos quedamos en una gran casa de dos pisos con 3 balcones rodeada de plantas y hermosas flores. Despegamos nuestras cosas y nos acomodamos en un cuarto cada uno. Elegí uno pequeño, pero cómodo, en cambio mi madre un gigante, y lleno de muebles. Después de dormir un rato salí a fumar un cigarro a la arena, me senté ahí un rato a ver el mar y como el sol comenzaba a esconderse lentamente. En ese momento una chica me tocó el hombro con una sonrisa muy linda, tenía ojos negros y cabello negro, me recordaba mucho a Matt, era como él, pero version chica.
—Hola lindo, ¿te gustaría salir a comer conmigo?—dijo ella guiñando un ojo y parandome de la mano. 
—Está bien…— Le dije con un poco de maldad por lo imprudente que había sido.
Mientras hablabamos en el camino me dijo que se llamaba Adina y tenía 19 años. Era muy simpática, pero me recordaba a Matt con su rostro y ojos. Cuando llegamos a un restaurante nos sentamos y hablamos un buen rato, mientras hablabamos me decía que amaba el patinaje sobre hielo y el hokey, pero siempre se lastimaba. Nos llevamos bien al instante y nos pasamos nuestros números de celular. Luego pagamos por la comida y salimos a dar un paseo.
—Dime Matt… ¡Digo Adina! Pero, perdona, me confundi…—Dije muy torpemente y nervioso. 
—¿Matt?, jaja, debe de ser alguien conocido con el que pasas mucho, ¿No?—Dijo riendo mientras su cabello y vestido se movían con el viento. 
¿Alguien con el que pasó mucho? Pensé mientras recordaba que solo lo veía de lejos y habíamos hablado apenas dos veces, me sentí torpe al confundir a una chica con un nombre de un hombre, así que me disculpé. Antes de irme a casa ella me agarró de la mano y me llevó corriendo al agua mojándonos los pies descalzos, se reía muy contenta mientras subía mis manos y jugaba con ellas. No pude evitar sentirme incomodo con ella agarrando mi mano, sonara tonto por lo hermosa que era y porque cualquier hombre moriría por tenerla agarrada de sus manos, pero aun así para mí era una desconocida y sentía que había agarrado confianza demasiado rápido, pero aun así lo deje pasar y rei con ella. Al salir del agua nos despedimos y fuí a casa, mi madre me estaba esperando con el celular en las manos y mostrando las fotos que nos había sacado con Adina desde su balcón.
—¡Es tu amor de verano, cariño!—Dijo riendo y llevándome a cenar.
—Apenas la conozco, no quiero tener chicas a mi lado aun…—. Dije mirando a otro lado y agarrando los fideos con el tenedor. Mi madre me veía con la típica cara que ponía cuando pensaba que mentiría. La miré confundida antes de comer y bañarse para dormir. Antes de dormir salía a fumar un cigarrillo y luego me lavaba los dientes como de costumbre, pero esta vez solo me lavé los dientes y fui a dormir. Al irme a la cama no pude evitar pensar en Adina y en Matt, eran tan iguales que me confundía con ambos. 
Al día siguiente me levanté muy temprano para desayunar unas tostadas con mantequilla que mamá había llevado. Cuando me arregle le deje el desayuno a mamá sobre la mesa y una nota que decía;
"iré a dar un paseo, te dejo un vaso de leche en el refrigerador y tostadas en el plato, cuidate".
Al salir vi a Adina sentada en la arena con un vestido floreado y un quitasol rosado con flores blancas. Me acerque lentamente a ella por la espalda y con un dedo la toque del hombro. Lancé un chillido junto con un pequeño saltito. Al verme comenzamos a reírnos. Me senté junto a ella y hablamos por un rato. Me comentó que sus padres estaban en Estados Unidos y que su tía la estaba cuidando. Me dijo también que tenía un hermano de mi edad más o menos, pero él había escogido vivir lejos de su familia por el maltrato que recibía de parte de sus padres. Me dijo que se llamaba Matt y vivía por las condes o cerca en unas casitas. 
Al escucharla decir eso me quedé mudo y recordé a Matt y la similitud que tenían. Comencé a pensar que quizá era otro Matt que vivía por allá, así que no le comenté nada sobre que conocía a un de igual nombre que vivía en las Condes.
—Lo extraño. Yo lo quería mucho, éramos muy felices jugando por allí en Valparaíso. Vivimos allí con nuestros padres. Se fue porque le pegaban, lo odiaban mucho, le echaban la culpa de todo. Después de todo siempre había querido una niña y Matt había nacido "por accidente y una desgracia". Siempre lo encontraba sentado en unos arbustos dibujando mientras lloraba. Debe de ser un artista ahora, jaja. —Dijo Adina mientras lloraba. Recordé enseguida los dibujos de Matt y de inmediato supe que era él, pero preferí mantenerme callado y tratar de animarla. Después cuando ya eran las doce y media me despedí de ella con una sacudida de mano y fui a la casa.

 

¿Amor o amistad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora