Capítulo 7: ¿seguiremos siendo amigos?

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Mientras la abrazaba de la nada agarro mis manos y me beso. Me quedé en shock y cuando ella terminó de besarme me sonrió y volvió al abrazo… No pude evitar pegarle una cachetada y gritarle. En ese momento se le llenaron los ojos de lágrimas y salió corriendo. Corrí detrás de ella sintiéndome confundido y triste. Al alcanzarla la agarré de la mano para que no siguiera corriendo y trate de hablar con ella. Se tiró al pasto de rodillas mientras lloraba.
-Y-yo pensé que...tu me querías...de otra forma...-  Dijo mirándome a los ojos. La abrazó y siguió llorando. Me comencé a confundir. Ella también era muy linda, amable y generosa. Quizás a Matt solo lo considero un amigo y Adina verdaderamente es mi amor. Desde el principio que nos conocimos la consideré una chica muy linda y alegre. Matt es igual, pero una relación homosexual…quizás no sea buena idea. Miré a Adina a los ojos luego de pensar en mi vida amorosa y le sonreí. No sé lo que quiero. Estaba seguro que me gustaba Matt, pero Adina tiene algo…que me hace pensar en un futuro con ella igual al de Matt. Cuando la mire se me esfumó todo lo que había pensado y en ella vi a Matt, así que la solté y dejé de sonreírle. Me puse de pie y me fui mientras ella me miraba llorando y su vestido floreado con gotas de sus lágrimas. Al llegar a casa pensé en los pensamientos que había tenido estando con ella. Me dieron asco. Adina jamás podría estar conmigo, seguiría viendo a Matt en ella y no terminaríamos bien. Pasaron las semanas y ya se acercaba el año nuevo. No volvió a saber de Adina. Iba todos los días a ver a Matt y hablarle, y espero que escuche mi voz. Nunca me topé con Adina en mis visitas. Comencé a sospechar que había dejado de ir a verlo. Cambié sus flores y le dejé un regalo que había comprado para él en navidad por si despertaba pronto. Pasaron los días y faltaba un día para el año nuevo. Mi madre estaba trabajando el último día para luego tener vacaciones Yo estaba en casa, y ya me había tomado mis vacaciones en el trabajo de medio tiempo. Mientras dormía en el sillón comencé a pensar en Matt y tener miedo de que nunca despertase. Estaba ansioso por volver a verlo sonreir junto a mí y mostrarme sus dibujos. En ese momento mi madre me llamó y dijo que habían arrestado al padre de mis primos, Manuel y Cristian por maltrato y que iban a hacer un juicio para que mi madre tuviera la custodia de ellos. Estuve de acuerdo, ya que había bastantes habitaciones en nuestra casa y ellos estaban muy callados. Pasamos el año con mis primos a los cuales los vi muy felices por saber que tenían la oportunidad de quedarse con su tía. Pasaron unas semanas y mi madre tuvo la custodia de mis primos. Cristian tenía crisis de pánico y empezaron a asistir a psicólogo y psiquiatra, y también mi madre los metió en una nueva escuela. Un mes después recibimos la noticia de que el padre de mis primos se había suicidado. Mis primos me acompañaban a visitar a Matt luego de la escuela, ya que yo los cuidaba en la tarde.
—Oye William…— Llegó a mi habitación Cristian hablando con lágrimas en los ojos.
-¿Qué pasó?- Le dije con un abrazo.
—En la escuela son malos…, me tiran mis cosas, me pegan y el maestro hace cosas feas. Dijo mostrándome los moretones y heridas. Me quedé mirándolo y cuando llegó mi madre le comenté la situación y fue a hablar a la escuela. En la cual se enteró por unas cámaras que un maestro lo había abusado y acosado. Arrestaron a su maestro y a los niños los expulsaron. Cristian terminó yendo a un hospital psiquiátrico por intentos de suicidio y trauma. Manuel en cambio nunca hablaba de su escuela o de sus días. Era como una sombra. Así que un día lo llevé a pasear y me di cuenta de que solo había que conocerlo para ver cómo era en realidad. Al principio estaba callado, pero luego habló todo el camino. Cuando nos sentamos luego de comer un helado me dijo que estaba triste por su hermano y que siempre recordaba a su madre. Lo abracé y le dije que ya pasaría todo y que su mamá estaba en un mejor lugar. Luego me dijo que le gustaba una niña de su escuela, pero era muy linda como para que a ella le gustara él.
-Estoy ansioso por conocer a tu novio, osea no solo viendolo, si no que hablar con él…-Me dijo con una sonrisa.
—¡¿Novio?! ¿Qué novio?—Dije mirándolo raro.
-El chico al que vamos a ver al hospital, he visto como lo miras.- Dijo y se fue a jugar a unos juegos que había cerca. Lo miré alejarse y me puse rojo al reproducir nuevamente sus palabras. Cuando se hizo más tarde, nos fuimos a casa. Mi madre tenía vacaciones y había ido al cementerio a ver a su hermana. Me acosté en la cama y busqué en mi cajón una foto que le había sacado a Matt un día mientras dibujaba. Lloré un rato hasta dormirme. Cuando ya era de noche Manuel me despertó llorando diciendo que había tenido una pesadilla, se acurrucó en mi cama a mi lado y durmió. Al día siguiente mamá nos había levantado muy temprano para que fuéramos a ver a Matt. Nos vestimos y en el camino mi madre compró flores para cambiar las del jarro. Al llegar mi madre sacó las flores ya muy feas y puso las nuevas, luego abrió la cortina y me dejó en la habitación solo con Matt y se fue con mi primo. Me quedé viendo a Matt y comencé a hablarle sobre una nueva película que había salido. Tomé su mano y le hablé sobre lo que me gustaba de él. Cuando termine salí del hospital y mi madre estaba comprando caramelos a mi primo. Luego fuimos a retirar a Cristian del hospital psiquiátrico, ya que estaba mucho mejor. Nos fuimos a casa y hablamos un rato, jugamos juegos de mesa y luego vimos una película. Después nos fuimos a dormir. Me costó mucho dormir, así que estuve un rato leyendo las conversaciones que había tenido con Matt antes del accidente. Hasta que me dormí. En la madrugada me desperté de la nada y fui al baño, luego fui a ver a mis primos los cuales estaban profundamente dormidos. Fui a la cama de nuevo y traté de retomar el sueño hasta que lo logré. Unas horas después escuché que mi celular comenzó a vibrar y movía el mueble que estaba al lado de mi cama. Vi quién era y decía Adina. Di un salto de la cama y se cortó el celular. Tenía 30 llamadas perdidas de Adina, así que la llamé de nuevo. Al contestar se me llenaron los ojos de lágrimas, no puede evitarlo, simplemente sentí que su voz fue... No lo se.

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