5 | LOS STEVENS HAN MUERTO

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A veces, la trama oscura de la vida se despliega en los rincones más inesperados, y las almas inocentes se convierten en los peones sacrificados en un siniestro juego, manipulados sin piedad para cumplir un designio mayor.

El hombre, envuelto en la sombra de la noche, penetraba con cautela en la morada a través de la puerta trasera, cuya manija fracturada evidenciaba su intrusión premeditada. Aunque una máscara cubría su rostro, su nerviosismo transpiraba a través de cada poro, sin embargo, persistía en mantenerla como escudo ante el mundo. Con pasos seguros, se apoderó del espacio, como un titiritero que dirige a sus marionetas hacia un oscuro destino.

Ascendió las escaleras con determinación, portando un hacha como si fuera la llave de su macabro propósito. Al llegar al pasillo, sus ojos se posaron en la puerta que resguardaba a los dueños de la casa, una pareja ajena al peligro que se cernía sobre ellos mientras descansaban abrazados en un sueño apacible. El intruso se aproximó con sigilo.

De su bolsillo emergieron dos dosis de anestesia concentrada, un alivio momentáneo que él mismo otorgaba a sus víctimas para facilitar su despiadada tarea. Aunque la oportunidad de escuchar sus gritos habría sido un deleite para sus oscuros instintos, optó por la eficiencia. La aguja penetró en la piel, y el letargo se apoderó de la pareja, transformándolos en títeres inconscientes en manos del siniestro marionetista.

A muri înseamnă a fi în liniște. —recitó en Rumano, tocando las frentes de la pareja—. Pentru tot restul existenței. —terminó de hablar y dio paso al primer hachazo, este se estrelló en la cabeza del hombre y luego dio otra en la cabeza de la mujer. La sangre comenzó a salir de forma desagradable y desastrosa, salpicando la máscara de el sujeto.

No se detuvo hasta que observó los rostros de ellos destrozados, sin ningún rastro de vida.

Buscó al hijo de ellos, pero no estaba.

El enmascarado, después de haber consumado su tarea, regresó a la casa donde los otros dos artífices de aquel oscuro plan discutían acaloradamente.

—¿Qué ocurrió con el hijo? —inquirió el líder, su rostro reflejando la ira acumulada.

—No lo encontré dentro de la casa.

—Debemos localizarlo; no podemos permitir cabos sueltos. —añadió, con una determinación que resonaba en sus palabras.

—O tal vez sí. —intervino la mujer, haciendo eco de su voz en la habitación—. Podemos dejarlo con vida; me excita observar el sufrimiento ajeno.

Un silencio tenso se apoderó de la sala, donde las miradas se entrelazaron en una danza de intenciones ocultas. El líder, con gesto pensativo, evaluó la sugerencia mientras sus compinches aguardaban con expectación.

—Dejarlo vivo podría ser útil, un as bajo la manga. Además, el sufrimiento puede ser una herramienta valiosa. —reflexionó el líder, dejando entrever una astuta estrategia en su mente maestra.

La mujer sonrió sutilmente, complacida con la posibilidad de desatar más caos y dolor. Los tres conspiradores, cada uno con sus motivaciones oscuras, continuaron debatiendo la dirección que tomaría su retorcido plan. En la penumbra de la habitación, las sombras conspiraban mientras el destino del hijo quedaba suspendido en la balanza de decisiones siniestras.

Tres dias pasaron, Cassidy ya se estaba acostumbrando a su nueva casa, a pesar de que no había hablado con Chase esos tres dias.

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⏰ Última actualización: Mar 07 ⏰

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