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FINAL

— Wow

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— Wow... te ves... wow.

Yoongi miró a los ojos de Seokjin desde el espejo, sonriendo con timidez ante la cara pasmada y enamorada del mayor, luego se volvió a mirar a sí mismo. Tenía puesto un traje negro al estilo italiano, con la corbata en su cuello bien colocada, parecía haber sido hecho a su medida, al igual que el que tenía Seokjin. Quizás Yoongi se veía bien, ¿pero Seokjin? Seokjin se veía más que espectacular. El corte de los hombros los resaltaba a la perfección, su estrecha cintura bien marcada y las largas piernas finalizando con zapatos pulcros que brillaban por la luz de la habitación. Su cabello lo tenía peinado hacia atrás, descubriendo su frente, su piel viéndose viva y limpia. Se veía tan guapo que Yoongi no podía apartar la mirada incluso a través del espejo.

— Estás precioso — Seokjin le susurró, acercándose a paso tranquilo, recorriendo su cuerpo entero con sus ojos.

Yoongi se rió, un poquito avergonzado por ese intenso mirar en los ojos del mayor; miraba como si fuera una presa que se iría a comer luego. Sintió el tacto familiar de las grandes manos descansar pronto en su cintura, luego tuvo el mentón de Seokjin (quien se tuvo que encorvar un poquito) en su hombro, mirándolos a los dos en el espejo.

— Me pregunto cómo te verás en un traje blanco el día de nuestra boda.

Yoongi sintió su cara enrojecer. — ¿Qué te asegura que diré que sí en primer lugar?

— Estás completamente enamorado de mí, no lo puedes ocultar — el mayor lo giró con facilidad, levantándose en todos sus centímetros, por lo que Yoongi tuvo que alzar la cabeza para poder mirar sus ojos —. Si me miras con esos ojos de amor, ¿cómo podrías rechazarme?

No podía ocultarlo ni mucho menos negarlo, Yoongi estaba hasta las manos. Seokjin lo sabía, por eso se rió del sonrojo que parecía tatuado en sus blancas mejillas, acariciando con cariño su suave piel y aprovechando para acomodarle los mechones rebeldes de su cabello oscuro detrás de su oreja. El menor también tenía el cabello hacia atrás por el gel, su frente descubierta, su cara limpia y fresca. Aunque se veía tan precioso, tan guapo, secretamente Seokjin amaba la versión desaliñada de Yoongi; esa que veía cada mañana al despertar desde que se mudaron juntos. Esa versión de cabello desordenado, mirando todas las direcciones posibles, la cara hinchada, los ojitos perezosos, incluso la saliva seca en su mentón y las marcas de la almohada en sus mejillas. Ese Yoongi con la voz ronca y soñada, el caminar lento y pesado.

Quizás amaba todas las versiones de Yoongi solo por ser él.

— Ah, pero falta algo.

Yoongi frunció el ceño, confundido. — ¿Qué? Tengo todo — intentó girarse para volver a mirarse al espejo, pero Seokjin lo detuvo desde los hombros y lo obligó a permanecer en su sitio frente a él— ¿Qué es-?

— Falta algo sumamente importante — susurró, como si estuviera contándole uno de los secretos más profundos. Metió una mano en el bolsillo de su pantalón de tela oscuro, sacando algo en su puño, luego tomó la mano de Yoongi y estiró sus dedos, bajo la mirada atenta y curiosa del menor—. Es algo que debí de haberte dado hace tiempo.

IN ; jinsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora