como es arriba, es abajo.

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¿qué poder tendría el infierno si todos los que están aquí no pudieran soñar con el cielo?

_Sandman

En la mañana los hermanos Smith estaban en el comedor cada uno con su asunto de forma individual, mientras desayunaban con una tranquilidad inmensa; Jonathan con un café, al igual que Tara y Samantha con un te como era costumbre de verla beber en las mañanas. se oyó la puerta principal abrir y luego cerrarse

—Valla ¿acaso hoy sera mi muerte?—. dijo una voz a espaldas de los tres hermanos con una risa, aquella voz que ellos ya conocían desde la infancia, al girarse vieron a su padre allí parado, aun con el uniforme policial puesto y se notaba que estaba cansado

Tara y Samantha rieron por el comentario de su padre, dándose una sutil mirada de complicidad entre ella, algo que paso desapercibido para el hombre cansado, pero no para el hermano mayor de las chicas que solo se limito a negar levemente con la cabeza.

—te ves mas cansado de lo normal ¿Quieres que te prepare un café?–. le ofreció el chico

–si eso seria genial—. le contesto su padre, mientras se daba la vuelta pasando su mano por la nuca y moviendo el cuello, un tronido fue el sonido proveniente de aquel movimiento. el hombre se dirijo al segundo piso, hacia su habitación pero al subir las escaleras noto una pequeña mancha roja en el barandal, lo miro por un momento, pero en eso la voz de su hijo lo desconcertó

—mientras te cambias preparare tu café—. le informo Jonathan, sacando a su padre de sus pensamientos, a lo que el hombro solo asintió y siguió su camino, al hacerlo Jonathan lo observaba, hasta que su padre se metió en su habitación cerrando la puerta detrás suya

mientras Jonathan le preparaba a su padre un café y algo ligero para que comiera, se oyó nuevamente la puerta principal abrirse para luego cerrase, el chico alzo la vista para ver de quien se trataba y se sorprendió al ver a Ángela.  esta misma parecía exhausta por algún motivo, sus ropas eran las mismas que la noche anterior a excepción por la chaqueta negra que traía puesta. esto no paso desapercibido de los ojos de sus hermanos mayores que rápidamente le comenzaron a hacer preguntas.

—¿Donde estuviste anoche?—. le indago Samantha

—¿De quién es esa chaqueta?—. le dijo Tara, acercándose a Ángela y mirándola de arriba a abajo como estuviera escaneando su apariencia

—¿Qué hiciste anoche Ángela?—. dijo Jonathan desde su posición en la cocina, había un tono diferente en su hermano, no era de curiosidad como sus hermanas era como si el supiera algo o lo intuyera

—Nada, solo limpie su desastre—.

—¿y eso implica volver a estas horas y con una chaqueta que claramente no es tuya?—. indago de forma directa su hermana Tara —Ademas nadie te a pedido, que limpies nuestro desastre. seria un milagro divino que alguna vez siquiera lo hicieras bien—.

Ángela solo le miro de mala gana, poniendo los ojos en blanco. cansada de la actitud de su hermana, de su razonamiento y de su forma de ser así como frustración por cada palabra que salia de la boca de Tara

—si, ciertamente si, Tara—. fue su respuesta, cortante y sin siquiera esperar mas pregustas de sus hermanos, especialmente de Tara. se dirigió a su cuarto escaleras arriba, encerrándose en el y entando en el baño de este mismo, simplemente abrió el agua fría de la ducha, dejando la chaqueta caer al suelo y entro en la ducha dejando que el agua cayera sobre ella y empapara sus ropas.

los recuerdos golpeaban su mente. los recuerdos de los cadáveres que tuvo que mover; de lo que tuvo que hacer para asegurar que sus hermanos, de su padre y sobre todo de ella misma estuvieran seguros y fuera de peligro, fuera del ojo publico mediático, de las noticias y sobre todo de la ley.

por su parte en la cocina Jonathan miraba de forma fulminante a Tara, como si sus "pregustas", hubieran pasado un limite invisible pero presente entre los cuatro hermanos.

—¿porqué haces eso siempre? deberías aprender de ella, no atacarla por lo mínimo—. dijo Jonathan ligeramente molesto con Tara, por su actitud con Ángela

—no hago nada, pero tu la proteges demasiado. ella ya tiene edad suficiente para hacer las cosas debidamente, no puedes siempre estar para ella Jonathan–. dijo alterada y molesta Tara, su molestia era tal que lentamente iba alzando la voz sin siquiera darse cuenta de ello.

—¿Qué quieres decir con eso?—. la voz de Jonathan había cambiado con cierta sutileza, apretado la mandíbula al decir aquello con una molestia bastante notable, no solo en la voz, si no también en el tono en ella

Samantha solo veía la escena con diversión y hasta con una sonrisa en los labios, mientras lentamente se deslizaba hacia la mesada y apoyaba los ante brazos en esta, mirando como la discusión de sus hermanos se intensificaba a cada segundo

—sabes lo que quiero decir..—. dijo Tara, dejando un subyacente tono en aquello que no había terminado de decir, pero que sin hacerlo decía mucho más que las palabras faltantes de su dialogo

la cara de Jonathan ya era disgusto total, no había nada que fuera lo contrario y al oír aquello de Tara, solo exploto de ira. de disgusto y arremetió contra ella, agarrándola por el cuello con fuerza y acercándola a el bruscamente, Tara ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar ante ello y Samantha, solo quedo sorprendida por el arrebato de su hermano, así como la propia Tara.

—Dilo. si crees tener valor —. le dijo, con un tono molesto, casi como un gruñido. mientras apretaba su agarre en el cuello de Tara, pudiendo sentir bajo sus dedos su pulso rápido y como se tensaba ligeramente, mientras aumentaba la presión en su cuello

—Jonny, el viejo—. le aviso Samantha, completamente tranquila. siendo la primera y única en notar que su padre bajaba las escaleras.

Jonathan a esto soltó a Tara, echándola hacia atrás lejos de él con algo de fuerza, causando que Tara perdiera un poco el equilibrio pero no demasiado. casi como si nada hubiera pasado Jonathan, pone en una esquina la taza de café y un plato con tostadas para su padre, mientras este se acercaba a la cocina ignorante del pleito ocurrido entre dos de sus hijos.

—gracias, hijo—. agradeció el hombre al chico por haber preparado su desayuno, mientras agarraba el plato con tostadas y la taza de café para ir hacia el comedor, noto el cuello enrojecido de su hija, sin embargo no dijo nada, ni siquiera contemplo el hacerlo.

Desde que Ángela había entrado a su aula correspondiente había evitado ferozmente a su novio Jackson hasta que simplemente se vio acorralada en la clase de biología.

—¿Porqué me evitas sucede algo?—. pregunto con aquel tono genuino de preocupación por la actitud extraña de su novia, mientras agarraba una de las  manos de Ángela de una forma afectuosa

—no estoy evitándote, solo que son los exámenes y ando distraída por eso—. le respondí con una ligera sonrisa, mientras quitaba su mano de la mía con cierta lentitud y delicadeza

aquella reacción de Ángela dejo confundido a Jackson y hasta algo molesto por el alejamiento de ella de forma tan repentina

—¿Acaso fue lo que hice?—. pregunto el

ella tardo un momento en responder a aquella pregunta, tan solo unos segundos, pero que para ella y el sintieron que fue un largo momento, casi como unos minutos o tal vez más

—No..., solo estoy estresada, no te preocupes—. dije por fin, acercándome a el y depositando un beso en sus labios, labios que antes eran dulces y ahora me sabían a algo amargo. a algo que ya no podía sentir igual, no.., no después de lo que había visto esa noche en su casa.

aquello aun estaba en mi cabeza, como fuego gradado en la piel, como una marca que nunca podría quitar no con facilidad, pero que si podría ocultar si jugaba bien mis cartas, solo tenia que seguir fingiendo, solo un poco más, unos meses más y todo acabaría; acabaría esta mentira tan buen echa y formada por años, esta mascara de perfección y de novia perfecta.

solo un poco más; pensaba mientras calmaba a Jackson y sus preguntas, su inquietud.

Ojos De Presa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora