Lo primero es darse cuenta

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Tomioka estaba corriendo, a veces no sabía si sus pies tocaban el suelo, solo se movía mientras su mente iba a mil por hora.

¿Qué demonios hacia una luna superior en ese lugar?

¿Por qué Rengoku no pidió refuerzos enseguida?

Es más, ¿Por qué le ordenó a Tanjiro y a sus compañeros no interferir?

Podía encontrar respuestas a algunas de sus preguntas el mismo, pero con su mente en ese estado no podía pensar, quería llegar hasta donde estaban tratando a Rengoku, sabía que lo habían herido, pero de alguna forma impresionante logro sobrevivir. El demonio escapó en cuando vio la luz del sol, con sus heridas le fue imposible seguirlo, aunque nadie murió, y el único herido de gravedad era el pilar de la llama.

En cuanto vio la mansión de Shinobu sintió como si parte de su sangre regresará a su cuerpo, tenía que entrar lo más rápido posible.

De no ser porque Aoi estaba saliendo, es posible que hubiera derriba la puerta, aunque si empujó un poco a la menor, que no se quejó, no era el primer pilar en ser grosero con ella hoy, todos habían venido corriendo, ignorando a todo el mundo para ver a Rengoku, aunque ninguno pasaba más allá de la sala de espera, aún no se definía el estado de Rengoku, seguía en tratamiento y por el momento sus posibilidades de sobrevivir eran menos que las de morir.

Tenía la mitad de los huesos rotos, aparte estos aplastaban sus órganos y desgarraba sus músculos, tenía un sangrado interno masivo, también existía la posibilidad de que perdiera un ojo, necesitaba un milagro más una fuerza de voluntad enorme para salvarlo.

***

Al llegar y ver a todos los pilares, sintió como su estómago daba vuelta. En toda esa habitación no había una persona que deseará tenerlo cerca, por lo tanto, no tenía a quien hacerle preguntas sobre el estado actual de Rengoku.

— ¡Tomioka-san! — el grito de Tanjiro lo saco de cualquier pensamiento que tuviera, el muchacho caminaba con algo de dificultad, lo habían apuñalado, peleó contra una luna inferior y uso hasta sus últimos fuerzas en la batalla.

— Tanjiro... — susurró antes de ir con él, para ayudarlo a mantenerse en pie, — ¿Cómo te encuentras? ¿Qué pasó en ese tren? ¿Cómo se encuentran? — intento no sonar demasiado rudo, Tanjiro había hecho de todo para ayudar a Rengoku, además es seguro que todos los pilares lo atacaron con cientos de preguntas, no le sorprendería que le dijera que Sanemi intento darle un golpe al tardarse en responder algo.

— Yo... Lo lamento... No... Sabía qué hacer... Y yo... Perdón — en ese momento Tanjiro empezó a llorar, estaba frustrado con el poco tiempo que conoció a Rengoku se encariñó con él, era una persona impresionante, valiente, y fuerte, alguien espectacular, pero ahora estaba siendo atendido por Shinobu quién fingía una sonrisa las pocas veces que salió a dar actualizaciones sobre el estado del pilar, podía oler las mentiras sobre sus expectativas positivas de la situación, aun así se mantenía callado, no quería derrumbarse y asustar a todos, pero ya no pudo ocultar su dolor, tenía miedo.

Tomioka abrazo a Tanjiro, no sabía que decir o hacer en esa situación, él estaba también en su límite, tenía miedo, quería entrar a esa habitación, ver a Rengoku aunque fuera un momento, aunque eso podría entorpecer las actividades de los médicos.

En ese momento, en donde el pilar de la llama estaba luchando por su vida, lo acepto, aquello que quiso guardar en lo más profundo de su alma, se dio miles de razones para no decir nada, aunque ahora todas esas parecían tonterías al lado de la verdad.

Estaba perdidamente enamorado de Rengoku Kyōjurō.

Amaba su fuerte voz.

Esa sonrisa permanente.

Cómo siempre le hablaba aun cuando Tomioka no supiera qué decir.

Su compromiso por salvar a las personas.

Cómo siempre veía lo bueno a la vida.

Amaba cada parte de ese hombre, pero siempre pensó que no era suficiente para estar con alguien así, ahora a punto de perderlo sentía el arrepentimiento de nunca decirle nada, quería estar entre sus brazos, hundir su cara en su fuerte pecho, olvidarse de todo y escuchar esa amable voz consolarlo, asegurando que estaba bien, como estos eran rasguños, con una buena comida se encontraría bien.

Pero ahora no era tiempo de tener esas fantasías ridículas, necesitaba ser fuerte, algo que jamás fue, porque Tanjiro lo necesitaba, el hombre que lo ayudo a volverse un cazador de demonios le dijera algo, un pequeño consuelo, Tomioka debía ser esa imagen que Tanjiro tenía de él, una persona con todas las respuestas, cuando no era de esta manera.

Había pasado por lo peor, y ahora mismo estaba muerto de miedo por la posibilidad de perder a otra buena persona.

— Tanjiro... — la voz de Zenitzu hizo que Tomioka levantará la mirada, venía con Inosuke.

Ellos también vieron toda la pelea, lucharon con todas sus fuerzas para salvar a las personas del tren, ahora estaban agotados, heridos y con el alma destrozada.

— Todo estará bien — dijo Tomioka con un tono de voz más alto de lo usual, llamando la atención de Tanjiro y sus amigos, — Él... Es un hombre fuerte, decidido, si se forzó a llegar hasta aquí para ser atendido es porque no moriría — aseguro mientras acaricio el cabello de Tanjiro, su hermana hacía eso todo el tiempo cuando él llegaba llorando porque un perro lo mordió, — Jamás dejaría que ustedes carguen con el peso de su muerte si es que cree que puede evitarlo... ¿Les dijo algo antes de perder la conciencia? — preguntó sin dejar de mirar a algún punto de la pared, era su forma de evitar caer en llanto, — Se disculpó... Dijo que lamentaba dejarnos todo, que la próxima vez nos ayudaría a limpiar el desastre que dejaban los demonios... — respondió Zenitzu, para él eso sonaba como una despedida, — No deben preocuparse, de pensar que iba a morir les hubiera dicho algo sobre su familia y sobre como debía trabajar para hacerse pilares algún día, luchará para despertar... — intento sonar seguro, no tenía ninguna evidencia para respaldar su teoría, más allá de como conocía al pilar de la llama, quizás ni siquiera era eso, tal vez era su amor encargando de engañar a la razón.

Antes de poder encontrar un contra argumento a lo que había dicho, la puerta se abrió.

Shinobu se derrumbó apenas vio a sus compañeros, llevaba horas en esa cirugía, cuidando la anestesia, vigilando las dosis de medicamento, creando todo para asegurar la vida de Rengoku mientras los médicos buscaban hasta la más mínima hemorragia.

— Está fuera de peligro... — dijo en voz baja, pero con el silencio de la habitación se podría escuchar caer un alfiler.

En el momento en que esas palabras salieron de su boca, fue como si todo el mundo volviera a respirar.

— Aún no pueden entrar a verlo, pero está fuera de peligro y necesita descansar — agregó, aunque sus palabras sonaban tan lejos para Tomioka.

Se quedó con lo primero que dijo. Rengoku estaba bien, lo demás carecía de importancia.

“Tengo una segunda oportunidad... ” pensó con alegría, arreglaría todo, conquistarla al pilar de la llama sea como sea.

Guía para conquistar un pilar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora