get onto the bike

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El día siguiente fue aún mejor.

Atsushi no podía esperar, realmente estaba sudando de la ansiedad por ver entrar al azabache.

Terminando de cobrar a una mujer, observó hacia la puerta, la cual no fue abierta sino después de quince minutos.

Ahí estaba. Hoy venía acompañado simplemente de la chica, ¿quién será ella?

Sacudió su cabeza, tratando de no conseguir algún sentimiento negativo. Akutagawa era solamente un crush fantasioso, no tenía que realmente sentirse mal porque estuviera acompañado de una mujer.

El azabache arrojó la caja de cigarrillos al mostrador y Atsushi le cobró, lo de siempre.

— Qué tenga linda noche, Akutagawa.

— Igualmente... — Calló. Él no sabía el nombre de aquel peligris. Su mirada bajó al piso.

— Atsushi, soy Nakajima Atsushi. — Contestó, gritando internamente por finalmente haberse presentado.

— Un gusto, Atsushi.

Y ahí mismo, Nakajima murió, dejó de existir, se extinguió. El chico increíblemente sexy había dicho su nombre con aquella voz tan varonil y encima, para finalizar, le regaló una sonrisa.

Estaba levitando, lejos, muy lejos. Solamente volvió en sí, cuando la puerta fue abierta y el sonido de la campanita que indicaba que alguien salía o entraba al local se escuchó.

— Atsushi Nakajima... — Susurró, por su parte, un azabache sentado en el asiento trasero del auto.

Peppers (sskk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora