skinny-dip in my mind

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Hace como aproximadamente cinco días, Akutagawa no había ido a comprar cigarrillos. Atsushi estaba que se moría por verlo. Cada vez que escuchaba el sonido de las campanitas de la puerta, volteaba a buscar al azabache.

Se estaba volviendo loco, y no entendía realmente por qué, si era solo un crush fantasioso.

— Atsushi, ¿acaso te pegó tu mamá o por qué estás de tan mal humor? — Preguntó su compañera.

— Está así por el chico alto que fuma— Habló el otro, con un tono coqueto casi irritante.

— Uh, que feo caso. — La mujer se unió sonriendo pícaramente.

— Cállense. — Suspiró frustrado.

— Anímate, de seguro está dejando de fumar— Bromeó.

—Eso o le agarró cáncer de pulmón por tanto humo.

—¡Oh Ranpo eres de lo peor!— Exclamó la mujer riendo.

— Lucy, Ranpo, no dan risa. — Confesó, dejando caer su cabeza al mostrador, golpeándolo.

— Ya, bueno. De seguro aparece en seguida.

Y cómo si Lucy lo hubiera manifestado con la voz, la puerta se abrió dejando ver a un muy agotado azabache entrando por ella.

Atsushi levantó la cabeza velozmente, el brillo en sus ojos era tan visible que no podía ser más obvio lo mucho que extrañó esos días al chico.

— Hola... — Se animó a decir cuando lo vio llegar a la caja.

— Hola... — Respondió de la misma forma, entregándole los cigarrillos.

— ¿Estás bien? Se te nota cansado— Preguntó, con los nervios recorriendo su cuerpo, porque realmente esperaba un "qué te importa" o algo así.

— Realmente no, llevo días estresado por la facultad. —"Va a la facultad" Pensó Atsushi, descartando la idea de que era un vagabundo— Si estás por elegir una carrera, por favor no elijas contabilidad, es una trampa.

De alguna forma, eso le pareció todavía más sexy. Akutagawa era alto, pálido, pelinegro, con cara de culo y estudiante de contabilidad. Era su tipo ideal, además de que fumaba claro, como esos bad boys de películas.

— Bueno, soy cajero, así que los números no son tan difíciles para mí.

— Supongo. — Y cuando pensó en que Akutagawa pagaría y se iría, éste continuó la conversación. — ¿Qué piensas seguir?

— Bueno, todavía no estoy seguro. Soy algo indeciso. — Confesó avergonzado.

— Claro, yo con veintiuno sigo indeciso de mil cosas.

"Veintiuno" Oh por dios, era mayor que él. Bueno, Atsushi ya sospechaba que tenía unos años más, pero al confirmarlo ahora, le parecía todavía más atractivo.

— ¿Por qué elegiste contabilidad?

— Bueno... prácticamente fui obligado por mi padre. No es como si mi sueño fuera ser contador.

— ¿Cuál es tu sueño?

Akutagawa lo pensó, ¿era momento de coquetear como Chuuya le había enseñado? ¿O volvía al día siguiente con un poco más de valor?

Al carajo; él podía, osea, todos lo hacen, él también.

O no.

Hacelo Akutagawa.

Pero, ¿y sí?...

No.

— En este momento, conseguir tu número.

¡Bingo! Lo dijo.

Atsushi se sorprendió tanto que no pudo evitar sonrojarse hasta los huesos. Era la primera vez que alguien le pedía su número, más aún de esa forma tan... ¿linda? ¿Romántica? ¿Sexy?

Encima no era cualquiera, era su bad boy crush fantasioso.

— Yo... digo... bueno— Akutagawa nunca volvería a seguir los consejos de Chuuya. Ahora no sabía como salir de ésta sin incomodar a Atsushi. Su corazón latía con fuerza, quería salir corriendo.

Pero para su sorpresa, el menor tomó un bolígrafo del lapicero junto a la computadora y comenzó a escribir por la caja de cigarrillos. Atsushi intentaba no temblar y hacer que sus números salgan como garabatos de niño de tres años. ¿Estaba permitido siquiera escribir por las mercancías del cliente? Ni idea, ya lo estaba haciendo.

El azabache observaba atónito la vista que le otorgaba el contrario. Tan concentrado escribiendo que era incapaz de fijarse en lo realmente acelerado que estaba Akutagawa por finalmente haberse animado a pedirle su número.

— Toma. — Le entregó la caja de cigarrillos— Gracias por tu compra, vuelve pronto— Despidió, deseando con sus fuerzas que Akutagawa se fuera antes de verlo tirarse al piso y gritar. Su rostro intentaba verse calmado de todas formas.

Akutagawa tomó la caja y salió del lugar sin decir nada. Cuando subió al vehículo estacionado en frente, se tumbó en el asiento de copiloto, sonriendo estúpidamente mientras con ambas manos sujetaba la caja frente a su rostro.

— Te dije que te lo daría. — Dijo orgullosamente el pelirrojo, sintiendo su ego alto porque tenía razón, como siempre.

Por su parte, una vez el azabache salió del lugar, Atsushi fue corriendo al baño a gritar. Dios, dios, dios, ¿estaba soñando? ¿Realmente se animó a hacer eso?

Acaso...

Su teléfono sonó inmediatamente, y temblando prendió la pantalla.

Era un jodido número desconocido, se estaba derritiendo de la emoción. Su estómago golpeó al leer un "Hola, soy Akutagawa ;)"

";)" ¿qué significaba esa carita?¿qué lo quería sujetar por las caderas y menearlo toda la noche?

Por favor Atsushi, respira.

Peppers (sskk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora