I'm in love

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  Ambos chicos mantenían una conversación fluida todos los días. Lo lindo es que para nada era forzada o de "¿que tal estás? Bien, ¿qué haces?" Odiaba ese tipo de conversaciones. Con Akutagawa hablaba de todo, y era como si complementaran a pesar de ser tan diferentes.

O a veces era porque realmente estaba perdido y lo idealizaba un montón, no sabía con exactitud aquello, y tampoco le importaba.

  Era su noche libre. No tenía nada que hacer, sus amigos sí trabajaban y estaba aburrido.

Entonces se le ocurrió que tal vez...

¿Y si se negaba?

...

La tierra sigue girando después de todo.

"Oye, ¿estás libre ahora?" Preguntó por teléfono al azabache y en cuanto apretó el botón de enviar, tiró su celular al otro lado de su cama y se levantó a ordenar su habitación.

Los nervios le jugaban en contra tanto, que literalmente limpió toda su casa en esos minutos que Akutagawa tardó en responderle.

"Realmente no, estoy estudiando. Pero si quieres venir a mi casa eres bienvenido"

No esperó. Leyó el mensaje, reaccionó a él y fue a bañarse, depilarse, maquillarse y todos los verbos que terminen en "se" que pudieran dejarlo resplandeciente.

¿Qué significaba, después de todo, que un chico te invite a su casa de noche? Era obvio la respuesta.

Una vez listo, se dio cuenta de un pequeño detalle: él no conocía la casa del mayor.

Finalmente Akutagawa pasó a buscarlo en la motocicleta de Chuuya. Cuando el peligris salió de su casa algo tímido, creyó ver mil demonios bailando en su cabeza. ¿Se había arreglado tanto para ir a verlo estudiar?

— Estás... muy lindo— Dijo, fingiendo tos para romper su tensión.

— Gracias... — Ante el sonrojo de ambos, Atsushi volvió a hablar—¿Nos vamos?

Sentía que se moría, estaba viendo frente a él al hermoso chico pálido, vestido de negro y montando una motocicleta. Era tan "¿salvaje?" De ver.

Sus hormonas estaban en el aire, una vez sujetó la cintura de Akutagawa y cada vez que la motocicleta aumentaba velocidad o frenaba por los semáforos apretaba sus brazos aún más fuerte. Atsushi no se daba cuenta, pero no era el único que estaba sintiéndose acalorado con la situación.

Enfrente, no muy bien que digamos, Akutagawa hacía un esfuerzo enorme por no dejarse llevar demasiado. El peligris, por lo que se dio cuenta, nunca había subido a una motocicleta, y eso lo hacía soltar pequeños quejidos cuando éste mismo saltaba, era cómico de escuchar.

— Dios... — Suspiró. Tan cerca de su cuello, que le erizó la piel unos segundos— Me vas a matar, Akutagawa.

— Lo siento, es que me gusta andar algo fuerte.

Atsushi observó entonces la forma de las manos del alto, sujetando tan fuerte las manijas que sus huesos se marcaban. Agradecía en ese momento que no usara guantes para conducir.

Sus manos eran del mismo tono que su cara, pero eran tan grandes, con dedos alargados y flacos, venas visibles y...

Oh, ¿cómo se verían en sus caderas? ¿O dejando marcas en sus nalgas? ¿ Tal vez jalandole el cabello o quizás...

—¿Estás bien?— Preguntó entonces el mayor. — Hace unos minutos que no te escucho, pensé que te caíste de la moto.

— Estoy bien, solo que todavía no me acostumbro.

Peppers (sskk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora