El descubrimiento de dos sentimientos

Cap 5

—¡¡Al fin libres!! —gritaba Agustín a toda voz en medio de la calle, siendo observado por las personas que pasaban a su lado y de las que estaban en la otra cuadra

Enzo sonrió al verlo, también se sentía feliz de al fin haber terminado de grabar el cortometraje de terror, estaba decidido a irse a su departamento y dormir

—¡Dale, Enzo! —Agustin le agarro la muñeca para empezar a jalarle en otra dirección —¡Te voy a invitar a celebrar nuestro fantástico final de laburo! —el más alto no tuvo más que dejarse llevar

—Sabes, Agustín —el nombrado hizo un sonido dándole a entender que lo estaba escuchando —deberias dejar de agarrar a las personas y llevártelos sin preguntar —avanzó para estar al mismo ritmo del más bajo, tiró su brazo y acarició su muñeca —si sigues así, voy a empezar a creer que es algún fetiche raro que tienes —hizo una mueca, Agustín no le dijo nada, tan solo se carcajeo y siguió caminando

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Eran aproximadamente las diez de la noche, más con el tiempo que habían tardado en caminar, al fin habían llegado a un bar en donde salían y entraban personas, solo si el guardia los dejaba entrar

—¿Que hacemos acá? —noto como algunas chicas de la calle le reconocieron cosa que le puso nervioso, algunas empezaron a saludarle y el les sonreía amigablemente

—Vamos a tomar... —avanzo a lo que Enzo le siguió —y también a hablar —esto le hizo tragar saliva, esperaba que fuera alguna broma

Entraron después de haberle dado plata al guardia, el bar por dentro era diferente a como era afuera, la mayoría de las mesas eran de vidrio de color negro, la barra era de madera pulida, no había muchas personas, algunos estaban vestidos de manera elegante

Agustín lo guío a la barra en donde Enzo se sentó primero, observo todo su alrededor viendo los tipos de tragos que había, la forma en la que los bertender preparaban las bebidas alcohólicas era impresionante

—¿Vas a invitar todo? —pregunto sin apartar la vista de los movimientos que hacía

—No, en realidad tu vas a pagar los tragos —dijo Agustín sentandose en la barra, Enzo apartó la vista del bertender y lo miró sorprendido

—¿Qué?, Pero tú dijiste que ibas a invitar —

—Correcto, yo invito —se apunto a si mismo —tu pagas —después lo señaló

—¿Con que plata voy a pagar?, Ya no tengo nada en efectivo y mi tarjeta está en casa —se puso nervioso al pensar que tal vez tendrá que lavar algunos vasos que ensuciará su amigo

—Con el dinero que ganaste en la apuesta —dijo simple y seguro

—¿Qué? —

Agustín saco un gran rollo de puros billetes y los dejo en la barra, sonrió victorioso ante la atenta mirada de Enzo, volvió a guardar el dinero y pidió unos tragos leves para empezar

—¿En qué momento gane todo eso? —susurro nada más, no sé quejo acepto los tragos tomándosela de una, el chico a su lado sonrió e imitó la acción

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Siguieron así toda la noche, subiendo poco a poco el nivel de los tragos, hacían competencia de quien podía aguantar más, lamentablemente iba perdiendo Enzo

En algún punto dejaron de competir y se quedaron hablando de cosas triviales, como de la familia, los hermanos, su mascota o sus gustos. Si los vieras en ese momento, en tu punto de vista parecerían dos personas tristes de la vida que se emborrachan nomás para olvidar sus penas o malos amores