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Era la primera nevada del año y como si el destino se riera en su cara, también lo era su aniversario de matrimonio

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Era la primera nevada del año y como si el destino se riera en su cara, también lo era su aniversario de matrimonio.

Estar casado con Satoru no era lo que esperó. Si hubiera sabido que terminaría en esta condición lo habría pensado mejor. Pero estaba tan enamorado que decir que no nunca pasó por su mente, incluso cuando Kugisaki y Fushiguro se lo advirtieron.

Yuuji no era ajeno a los murmullos, a lo que muchos sabían pero que nadie decía en voz tan alta. Su marido era un alma libre y eso abarcaba el ámbito sexual también. Amantes tras amantes. Personas casi sin nombre que habían pisado su casa más veces de las que podría imaginar. Sujetos que habían comido las sobras del día anterior en un desayuno improvisado, y cenas que quedaron enfriadas en la mesa del comedor. Itadori dejó de cocinar para dos después del cuarto mes.

Su terapeuta le había recomendado en más de una ocasión el divorció; no sin antes mencionar que la diplomacia en las etapas iniciales y la conversación fructífera podrían intentar recuperar su matrimonio.

Habían pasado tres años. Lo que al principio fue felicidad se convirtió luego en un agudo dolor que lo fue dejando tan acostumbrado a sentirlo propio de él para que al final quedara en un aplanamiento afectivo.

Yuuji tomaba antidepresivos desde hace un año. No le gustaba la sensación en su cuerpo y mente, no era el mismo, había perdido una parte de si. Se sentía discordante y ajeno a lo que en algún momento de su adolescencia fue antes de entrar al mundo de la hechicería.

Shibuya lo había arruinado todo. Tantos amigos y cercanos perdidos. Extrañaba a Nanami. Yuuji estaba seguro de que en estos momentos su mayor le escucharía y le aconsejaría. Se preguntaba qué pensaría él de esta situación, de este matrimonio. Tal vez nada bueno.

La sociedad de Jujutsu tenía una soga en su cuello. Su ejecución suspendida mientras siguiera casado con Satoru. Su verdugo.

Yuuji recuerda el día en que la opción de un compromiso legal le puso una pausa a su muerte. Su sensei había llenado su cabeza con la idea de un matrimonio por contrato, Yuuji creyó que Satoru quería protegerlo, que eventualmente ese hombre sentiría algo por él porque Satoru sabía que lo amaba. Quizás fue un amor a primera vista, nadie podía negar que su esposo era hermoso, era casi inconcebible que nadie haya suspirado aunque sea una sola vez por él.

Lo que no sabía Yuuji es que todo ese juego de palabras tenían una intención oculta. Satoru estuvo condenado a quedar encerrado para siempre en ese cubo, si no fuera por su fuerza y por la ayuda de otros, su marido nunca hubiera salido de ahí. Para el mundo de Jujutsu -para la gran mayoría de ancianos- Satoru era un traídor que colaboró con su ex compañero y mejor amigo; Suguro Geto.

Satoru lo niega e Yuuji le cree. Porque su marido puede ser muchas cosas, pero no un traidor. Cree que esto va más a allá de la amistad entre los dos hombres. Algo que ni él mismo podría llegar a comprender, por eso Satoru tampoco lo explicaba. Pero Itadori estaba convencido de que Suguro era el hombre que su marido siempre amó.

The First Snowfall |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora