Satoru no ama a su marido. Se repite eso todos los días. No lo ama y nunca lo hará.
Yuuji sufre las consecuencias.
◇ Los personajes no me pertenecen, son creación de Gege Akutami.
Este capítulo es corto porque necesito que pongas atención a los "detalles" que describe Satoru. Cada cosita que puse tiene que ver con lo que pasó años después. Estoy tratando de ser ambigua pero me gustaría saber en un comentario que piensas al terminar de leerlo.
Los dos primeros capítulos narraron los acontecimientos del 2024. Satoru allí tiene 35 y Yuuji 21. Los dos llevan tres años de matrimonio.
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Primera nevada Diciembre 2030
Saturo se despierta con la primera nevada del año en su cumpleaños número cuarenta. Para él hace mucho tiempo esta fecha dejó de ser un motivo de celebración en su calendario.
Se queda mirando el cielo gris desde su cama, está tentado a ir al balcón pero le es claro que hace mucho frío y lo que menos necesita es otro resfriado, Shoko ya ha tenido suficiente con él dentro del año con eso así que prefiere quedarse adentro.
Satoru no recuerda haberse enfermado jamás en su niñez, no era como los otros niños, siempre fue el más fuerte, el de las grandes expectativas y un inmortal entre los mortales. Una gripe nunca estuvo en su itinerario pero ahora las cosas eran diferentes, desde hace un par de años comenzaron a serlo y tuvo que aprender ha acostumbrarse.
Tiene que estar a las diez en aquel lugar y es la tercera vez que va. Megumi tuvo un nivel de persuasión muy convincente al obligarlo a ir a tomar una hora pero sabe que también tiene que ver con otras cosas más.
Hoy no tiene clases que dar. Ijichi limpió su calendario por orden de Yaga así que opta por levantarse con pereza. Le duele la espalda por haber dormido más de siete horas, algo que rara vez hacía en el pasado, dónde dormir por mucho tiempo no era algo tan necesario porque todo en él lo hacía más que suficiente.
Ya no toma café con tanta azúcar. Algo le dijo Shoko sobre cuidar su salud y esas cosas tan normales. No recuerda la última vez que comió algo tan dulce o que tanta cantidad de calorías consumió, ahora necesita hacer unas tediosas mediciones de acuerdo a su edad, nivel de glucosa y todas esas cosas tan aburridas.
Son situaciones que jamás consideró, nunca tuvieron la importancia o necesidad en su vida porque todo estaba más atado a la inmortalidad.
Se toma un vaso de agua porque puede escuchar la voz de Shoko en su oído y le da escalofríos. Hoy se niega rotundamente a hacer algún tipo ejercicio, encuentra tan innecesario sudar por gusto y en especial cuando tiene que hacer estas cosas por si solo.
El café a servir queda a la mitad porque a pesar de los años todavía no se acostumbra a no tener más de dos turrones de azúcar en su bebida. Lo odia mucho pero todavía sigue pensando que vale la pena el sacrificio.
