THREE

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THREETHE VICTORY

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THREE
THE VICTORY

Despertó asustada por un fuerte temblor que sacudía toda la arena. Tenía suerte de estar aún en el coche con un techo, o parte de escombros habrían caído en su cabeza.

Una vez se detuvo, salió al exterior solo para encontrarse con el derrumbe de la zona norte de la arena. Terremotos. Estaban forzandolos a salir al exterior de los edificios y así matarse entre ellos. Hubo un par de explosiones, tal vez sus bombas, y un cañonazo. Eran muy similares, y si no hubiera sido por su cercanía con las explosiones los habría confundido.

Eso les dejaba a los dos profesionales, y a ella. Ellos no dudarían en ir tras ella, y después pelear entre sí a muerte. A no ser que creyeran que quedaban sólo dos personas.

Hubo un nuevo terremoto, y se puso en marcha. Corrió por el centro de la calle esquivando derrumbes, y salió al exterior de la plaza de la cornucopia. Se quitó la mochila de la espalda, y sacó todo lo que tenía. Una lata vacía, trozos de metal, el rollo de hilo y la botella de agua medio vacía. Debía generar una serie de explosiones en cadena. Sonaban similares a los cañonazos, y con suerte creerían que alguien había muerto por esas trampas. Seguían sin saber que eran suyas, y no de los creadores.

Lanzó la lata, aunque no provocó ninguna explosión. Lanzó la mochila entera, y supo que tenía que ponerse a cubierto cuando empezaron las explosiones. Lanzó la botella al otro extremo, donde había más bombas, y comenzaron a explotar también. Reacción en cadena. La onda expansiva la lanzó hacia atrás y por poco se golpea la cabeza con el dorado metal de la cornucopia, pero pudo esconderse a tiempo en el interior.

— ¿Ha sonado un cañonazo? — bingo. Era la voz de Hadley, cerca de la cornucopia.

— La he visto venir hacia este desastre, esa niña ya debe haber muerto.

Escuchó un jadeo y un gruñido de dolor, y el sonido de metales chocando. Se asomó lo suficiente para ver qué ocurría sin ser vista, y pudo notar que estaban, efectivamente, tratando de asesinarse mutuamente. Hadley llevaba ventaja por su tamaño, pero el chico del uno era también ágil con el machete.

En un punto, Hadley lanzó una patada a los pies del chico, y este cayó al suelo. Pisó su mano para quitarle el arma, y le inmovilizó en el suelo. Sonrió sádico, y se inclinó con la espada lista.

— He ganado — determinó. Clavó el cuchillo en su cuello, y Constance supo que era su momento. El chico de uno logró verla acercarse en sus últimos segundos de vida, y sonrió con los labios y dientes manchados de sangre.

Cuando se escuchó el cañón que indicaba la muerte de la última víctima del dos, Constance lanzó su cuchillo a una distancia precavida. Se enterró de lleno en él. Soltó un ruido similar a un globo perdiendo el aire.

Constance corrió, y se abalanzó sobre él. Clavó aún más profundo el cuchillo, y no segura de su victoria cogió el machete del fallecido chico del uno y le enterró una, dos y hasta tres veces en el pecho de Dahn.

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⏰ Última actualización: Feb 18 ⏰

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