CAPITULO 5

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Su risa razonaba en cada rincón, el eco que tenían las habitaciones lo hacía parecer más escalofriante, pensó. Trago gordo. ¿Qué le haría ahora? No sabía que podía esperarse de aquel hombre, pero si estaba segura que lo que venía no era nada bueno.

-¿Qué harás? -pregunto ella cuando él la tiro sobre la cama. Estaba de nuevo en aquella habitación. Donde todo había comenzado.

-¿Qué crees que haré? -pregunto dejando su cámara en una mesita. Ella trago empezó a temblar. No de nuevo, se dijo.- Efectivamente eres estúpida, te crees muy lista para tratar de huir de aquí, pues eso no sucederá.

-Ya déjame en paz, por favor -rogo ella.

-Eso no sucederá. -volvió a repetir.

-Ya te dije que no conozco a tu amiga, no sé qué quieres, no sé qué esperas de mí. -lloró ella. -por favor, piensa lo que haces.

-No tengo nada que pensar, eres una ridícula, idiota, patética si piensas que haré de cuentas tus palabras.

-¡Ya deja de insultarme! -gritó ella furiosa.

-¡Nunca me grites! -gritó él agarrándole de los pelos- ¿entiendes? -ella asintió con lágrimas cayendo por sus mejillas. -¡Quiero que me respondas! -exigió.

-Sí, lo entiendo -susurro ella con la voz entrecortada.

-Bien -la soltó. -creo que es hora de divertirnos. -sonrió.

Ella sintió su cuerpo tensarse cuando aquel hombre la sujeto con fuerza. No supo en qué momento sucedió, pero aquel hombre volvió a drogarla. Le había inyectado sin que ella tuviese tiempo de reaccionar. Volvería a hacerlo y ella no creía que pudiese aguantar mucho tiempo más. La verdad era que ya no aguantaba nada de lo que estaba viviendo.

Sintió que todo volvía a darle vueltas y no podía ver con precisión. Trato de zafarse pero aquel hombre la volvió a sujetar con fuerza.

-Es tan simpático verte luchar... -se burló él- eres terca, solo debes aceptarlo.

Y eso fue lo que hizo. Aceptó todo lo que aquel hombre tenía para hacerle en aquel momento, ya no podía siquiera mirar con precisión que luchar no le servía de nada.

***

Shawn la observo desde el umbral de la puerta. Estaba dormida, le había dado una buena dosis de Rohypnol para mantenerla aislada. Sonrió. Todo esto era muy divertido y por sobre todo, sentía que todo estaba saliendo como se lo había planeado.

Salió de aquel lugar con su cámara, revisando la grabación una y otra vez. Su querido esposo debería estar viendo el otro video en esos momentos y si no lo hacia lo haría pronto. Había sido muy meticuloso en cada detalle, sin dejar rastros. Toda la ciudad estaba buscando a esa mujer. Hizo una mueca. Realmente eran personas muy importantes, pero no lo encontrarían, al menos no hasta haber cumplido con su cometido.

Aquella noche Shawn Rowland no pudo conciliar el sueño, por más feliz que se encontraba, de que todo estuviese saliendo como lo había planeado, sentía que algo le faltaba. Pero la pregunta era ¿Qué? Sentía que algo no encajaba, no se sentía seguro, no se sentía bien consigo mismo.

Volvió a pensar en aquella mujer que tan solo se encontraba a metros de él. Sabía que un hombre decente nunca haría algo como lo que él estaba haciendo, pero se lo merecía, se repitió. Sabía que si su madre estuviese con él nunca lo perdonaría. Sin embargo, sabía que estaba haciendo lo correcto, por Zoey. Ella se merecía descansar en paz, donde quiera que estuviese.

Lo que más odiaba de toda esa situación era que ni siquiera podía ir a verle al cementerio, ni siquiera sabía dónde estaba enterrada. Sus malditos padres le habían negado la entrada al velorio. Odiaba toda esa situación, la familia de ella nunca lo habían querido. Ni siquiera a ella, hasta la habían echado de su casa y tuvo que ir a vivir con él. Nunca la habían querido recibir de nuevo en su casa hasta el día de su muerte, pensó irónico.

The Dimness©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora