CAPITULO 11

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Habían pasado unos pocos días, Helena trataba de arreglárselas para no sonrojarse frente a su secuestrador. Es decir, frente a Shawn.

Él la alteraba de una manera que no podía explicar, cada vez estaba más segura que sentía algo por él, y no sabía decir si podía considerarlo bueno o malo.

Le gustaba tenerlo cerca, le gustaba que la cuidara de la manera en que lo hacía. No podía estar sola, la verdad era que solo quería tenerlo a su lado. No sabía que haría con él lejos. Estaba loca, esa era su única explicación.

El miedo que había sentido al principio, ese terror al tenerlo tan cerca comenzaba a desaparecer, ni siquiera ya lo sentía. O mejor dicho, ahora era al revés, tenía miedo de que la dejara sola. Necesitaba de él todos los días, que hablase con ella de temas muy poco interesantes, ver un poco de películas para entretenerse, o simplemente que se quedase a su lado, en la misma habitación. Con su simple presencia parecía sentirse completa. ¿Pero qué demonios le estaba sucediendo? Debería estar aterrada, huir al menor descuido suyo. Pero no, ella seguía ahí y no había vuelto a intentar escapar. Sino mas bien, cada vez que no lo tenía cerca comenzaba a preocuparse, deseando que llegara pronto. Se sentía sola sin él.

Helena veía como Shawn parecía estar tenso. Incómodo. Con cada día que pasaba sus ojeras eran más notorias y ella sabía porque estaba así. Al menos creía saberlo.

Muchas de las veces que él había estado cerca suyo lo había visto poner una barrera entre ellos, tratando de evitarla. No la había vuelto a violar, sabía que lo había prometido. Pero también sabía que Shawn la deseaba. Por esa razón no la había vuelto a tocar, o a acariciarla como aquellas dos veces. Helena sabía que él había sentido su miedo por eso simplemente se había retirado, y ella no creía que volviese a tocarla de aquella u otra manera.

Lo deseaba. Con cada día que pasaba veía su sufrimiento y para ella era insoportable. ¿Por qué? No estaba segura. Podía decir que se había enamorado de él, sí. Pero había algo en ella que no terminaba de entender cómo podría haberlo hecho.

Al verlo de esa manera sentía que se desgarraba, odiaba que él estuviera sufriendo, soportándolo todo mientras la cuidaba. Y Helena realmente se sentía protegida en sus manos, nunca antes se había sentido de esa manera con nadie. Por más que ese hombre la hubiese lastimado de todas esas maneras, sentía que podía confiar en él.

-¿Necesitas algo? -le preguntó Shawn al verla tan pensativa. Ella sonrió nerviosa y negó.

Se acercó a ella para acomodarla. Era la media noche y sabía lo que sucedería. Shawn moviéndose tenso tratando de controlar su erección. No podía ocultarle eso a ella, Helena lo había visto varias veces y la hacía sonrojar. Sabía que Shawn se contenía por mas excitado que estuviera y también lo había escuchado tomar duchas frías cuando pensaba que ella estaba durmiendo. Era imposible ignorar sus gruñidos de frustración al otro lado de la habitación. Helena sentía que quería ayudarlo, pero sentía vergüenza y un poco de miedo. Miedo de estar equivocada.

Cuando Shawn le dio las espaldas para ir a "dormir" en aquel incómodo futón Helena se armó de valor y lo agarró del brazo. Shawn volteó y la miró con el ceño fruncido. Helena sintió como sus tensos brazos parecían reaccionar a ella y vio como Shawn comenzaba a desesperarse luchando consigo mismo.

-¿Estás bien? -le preguntó él con la voz ligeramente enronquecida y algo preocupado. Ella negó y él se acercó preocupado. -¿Te duele algo? -ella se mordió el labio nerviosa.

-Sí. -susurró.

-Dime dónde. -le pidió estudiándola.

"El corazón" deseaba decirle ella.

The Dimness©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora