Capítulo 2

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Una vez que la pelirroja estuvo sola en el baño, revisó su "bolsa espacial". En dicho Espacio encontró los artefactos que el dios de la muerte le dió, incluyendo los libros.

Catherine los dejó ahí y comenzó a quitarse la ropa, para entrar en la tina y bañarse.

Roció un poco de esencia de rosas y una bomba de baño en el agua, espero un poco y después se sumergió.

Pronto una sirvienta tocó la puerta.

—Po-podemos pasar, joven señorita Catherine.

La sirvienta estaba hablando entrecortado, no entendía porque. Catherine no recuerda haber maltratado a sus sirvientas, nunca lo hizo, incluso en su anterior vida, si, golpeaba a gamsters y a personas malas, pero no recuerda herir a sus sirvientas.

Lo más parecido que había hecho fue golpear al maestro abusivo de Basen, para luego hacer que lo despidieran. A menos que ellas tuvieran malas intenciones, no tenían ninguna razón para actuar asustadas.

—Pasen.

Con esa simple orden las sirvientes entraron al baño.

Pasaron muchas cosas durante sus 17 años, de hecho, ¿cuál es la fecha de hoy? Lo descubriría después

—Venimos a lavar su cabello, joven señorita Catherine.

—Si, como sea. Asegúrate de usar los productos correctamente y no dañar mi cabello.

—S-Si, joven señorita Catherine.

La sirvienta y otras dos más comenzaron a poner shampoo, acondicionador, aceite, crema y otras cosas en su cabello, todo en buenas cantidades y de la mejor calidad. Era muy bueno ser una Henituse.

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En una habitación de una posada en el territorio Stan se encontraba una mujer de cabello corto y un hombre de cabello largo y ojos verdes.

Estaban sentados, ella en un sillón y el en una silla de ruedas frente a ella, bebiendo un poco de alcohol y platicando, al menos hasta que la mujer soltó un grito furioso y se levantó de golpe.

—¿Sucede algo? Déjame te paso un poco de agua.—El chico se movió un poco en su silla de ruedas para pasarle un poco de agua, pero fue detenido por la mujer.

—No, no es necesario, Taylor.—

El hombre, ahora identificado como Taylor, primer hijo de los Stan, se sentó de nuevo y escucho a la mujer.

—Es solo el estúpido dios de la muerte, no deja de joder.

La mujer se quejó, usando ambas manos para cubrir sus orejas en un intento inútil por dejar de escuchar esa voz.

—El dios de la muerte te esta hablando en este momento, Cage.

Taylor se preguntaba a que se debía. Dios solo hablaba con Cage una vez al año, por que razón estaría hablándole ahora.

¿Sucedería algo malo? El dios de la muerte, Taylor estaba seguro, era el que más se involucraba para salvar a las criaturas. A pesar de todo lo que otros miembros de las diferentes iglesias de los dioses decían, también era el que menos prejuicios tenía sobre las diferentes razas.

—Si. Y no para de decirme que me dirija al territorio Henituse y busque a su santa.

Eso era nuevo. Todas las veces anteriores que el dios de la muerte hablaba con Cage le contaba acerca de cosas malas que pasarían, o solo lo hacía para molestarla.

Pensando de nuevo algo era extraño, no sabía con exactitud que, pero estaba seguro que no era un tema suave.

Dejando sus hipótesis de lado, una tuerca más se activó en su cerebro que ya estaba maquinando sin saberlo.

ESTA NO ES LA TÍPICA NOVELA DE ROMANCE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora