Capítulo 1

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Por el pasillo de la mansión Henituse se encontraba caminando el mayordomo más benigno de todos, Ron Molan, un ex-asesino.

Estaba dirigiéndose a despertar a su joven maestra cachorra con una taza de té de limón amargo, que sabía era el té menos favorito de su joven señorita cachorra.

Llegó frente a la habitación y tocó la puerta, más por protocolo que por cualquier otra cosa, sin esperar que alguien al otro lado respondiera.

Grande fue su sorpresa al escuchar un 'Pasa, Ron'. Su joven señorita no solo estaba despierta, sino que ella también supo que él era el que tocó la puerta. Bueno, eso no era algo tan sorprendente, aparte de su hijo y él muy pocos sirvientes trabajaban para la joven señorita por su actitud de basura.

El anciano abrió la puerta y saludó a su joven señorita cachorra con una sonrisa benigna que ya era muy habitual.

Y Ron se estremeció un poco al ver a su joven señorita cachorra.

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Catherine se había despertado en lo que le pareció poco tiempo después de hacer el trato con el dios de la muerte.

Lo primero que vió al abrir los ojos fue el techo de su habitación, ese techo cubierto de oro que le pidió a su padre en su quinceavo cumpleaños.

Eso significa que regresó a algún momento después de cumplir quince años.

Se levantó de la cama y se dirigió a verse en el espejo de cuerpo completo que estaba cerca del baño de su habitación.

Su cabello estaba largo, hasta las rodillas, y un poco alborotado. Llevaba puesto un camisón color vainilla con detalles de encaje, le quedaba hasta un poco abajo de las rodillas, solo un poco más largo que su cabello.

Su cabello hasta las rodillas, era justo como recordaba tenerlo a sus 17 años. Lo tenía así de largo antes de haber sido aprisionada por 'envenenar' a la princesa heredera y le cortaran su pelo hasta los hombros en prisión.

Su cabello, y prácticamente todo su ser, le recordaba a su madre.

Su gran parecido con su fallecida mamá fue lo que causó que su padre la evitara.

Aún así Catherine no cambiaría su apariencia por nada del mundo. Su apariencia le hacía sentir que era como su mamá, aunque también le hacía ver lo diferentes que eran.

La pelirroja tocó su rostro, no notó el momento en el que empezó a derramar lagrimas.

Tampoco notó cuanto tiempo pasó frente al espejo. Seco sus lágrimas y suspiró, no podía dejar que sus penas la ahogaran.

Después de un corto tiempo pudo escuchar a alguien que tocaba la puerta, ella sabía que era Ron. No escuchó sus pasos pero pudo sentir su presencia acercarse.

En su opinión, conocía más a Ron que su propio hijo. Para ella Ron también había sido su padre, fue el único que estuvo presente en su peor momento, estuvo cuando ella decidió arruinar su vida y cuando fue arrestada.

Ron era de las pocas personas en las que ella pensó que podía contar, pero fue la primera persona en abandonarla luego de ser encerrada.

Salió de sus pensamientos y le dijo a Ron que pasara.

Pudo ver el levé temblor de Ron, pero fingió no verlo, igual no le tenía por qué afectar.

—Prepara agua y no le pongas ninguna esencia, lo hare yo misma, necesito bañarme.

Ni siquiera le dirigió la mirada al hablarle. Sus pensamientos eran falsos, estaba segura que se rompería si viera a Ron a la cara.

—Que sea lo más rápido posible.

ESTA NO ES LA TÍPICA NOVELA DE ROMANCE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora