Capitulo Once (Primera Parte)

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Layna

Podía sentir la respiración irregular del conductor mientras su vida se evaporaba. Brian prácticamente ha matado a este hombre que solo intentaba ayudarme.

Brian levanto al conductor inconsciente sobre su hombro y me agarro del cabello, arrastrándome adentro y bajando las escaleras. Con grilletes me sujeto a la mesa y tiro al conductor ahora muerto a mi lado.

Sacudió la cabeza, hurgando el estante.

-Mira lo que haz hecho. Este pobre e inocente hombre, muerto. Todo por tu culpa.

Cerré los ojos cuando se acercó más a mi rostro y unas lágrimas se me escaparon.

-Tu lo mataste, -susurre- no yo. Tu le disparaste.

Me dio una cachetada y abrí los ojos jadeando en dolor.

-¡Tu lo mataste! –grito, dejando saliva en mi cara.

-¡No! –grite, con el agua inundando mis ojos.

Él gruño, sacando el cuchillo que debió obtener del estante. Lo presiono en mi garganta, punzando mi piel.

-Admítelo. –dijo en voz baja.

-No hay nada que admitir. –susurre.

-Voy a decirlo una vez más. –susurro, agarrando al conductor del cabello y empujándolo en mi cara- ¡Admítelo!

Cuando no dije nada Brian bramo.

-Bien, no vas a admitirlo perra. Pero su sangre esta en tus manos, solo necesitas verlo.

Rápidamente, Brian le saco la camisa y con el cuchillo lo corto profundamente desde el cuello hasta el estómago. Luego recostó el cuerpo sobre mi, de forma que estuviéramos estomago contra estómago, podía sentir su sangre caliente en mi cuerpo. Grite mientras Brian hundía la mano en la sangre y la esparcía por toda mi cara.

Con una risa diabólica, Brian dejo la habitación dejando al conductor sangrando sobre mi. Cuando se cerró la puerta el conductor gruño y me encogí. Pensé que estaba muerto.

-Ayuda...me. –jadeo.

Lagrimas bajaron por mi rostro.

-No puedo, -susurre- me amarro.

El conductor dejo salir un grito ahogado.

-Duelo. –gimió.

-Sé que lo hace. Siento tanto que esto te pasara. Nunca quise que salieras herido. Lo lamento tanto. –hipé.

-No tu... culpa... loco hijo de puta... ¿Nombre?...

-¿Mi nombre? –pregunte y lo sentí asentir en mi pecho- Layna... Layna Keston ¿Cuál es el tuyo?

-Michael... ¿Qué es... -pregunto y supe que se refería al teléfono. Debió sentirlo cuando asintió.

-Es tu teléfono.

Con un gruñido de dolor, levanto la cabeza y mis ojos se encontraron con los café oscuro de él.

-Lo... siento. –murmuro y luego lentamente introdujo su mano en mi camisa y mi brasier. Me encogí ante el frio de su piel pero sabía lo que hacía así que no me queje.

Saco el teléfono pero su cabeza cayo en mi pecho. No se volvió a mover.

-¡No... no... nonononono! –solloce.

De repente escuché un timbre y después una voz.

-9-1-1 ¿Cuál es su emergencia?

The Test [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora