La Calma Antes de La Tormenta

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La pelea contra las maldiciones de Getō, fue bastante facil, ya que eran en su mayoría de tercer o segundo grado, lo complicado era que aparecían en manada, tal cual un enjambre de abejas, dificultaba nuestra visión por lo que ambos perdimos de vista a Suguru.

Trate de elevarme pero las maldiciones me seguían, las eliminaba una a una, y veía que Itadori tenía el mismo problema de visión que yo, ya que cada cierto rato, notaba como buscaba a nuestro enemigo con la mirada, lo que no esperaba era que saliera de la boca de una de las maldiciones que estaban detrás de mí, lanzandome un golpe de puño al estómago que me mando volando hasta donde estaba Yūji.

Ambos caímos debido al impacto, pero rápidamente nos levantamos mientras con que dificultad recuperaba todo el aire que me quito con aquel golpe, ahora el estaba frente a nosotros nuevamente, con todas sus maldiciones restantes tras él.

-Veo que aun no logran retomar su trabajo en equipo -si era cierto, ya no lográbamos acoplarnos como antes, ahora yo luchaba de manera diferente debido a las clases que tomé en O'ahu, e Itadori por su parte estaba acostumbrado a luchar solo o con Megumi - Bien eso será todo por hoy -suelta una carcajada que me heló hasta los huesos, luego de eso mando un grupo de pequeñas maldiciones, que con suerte alcanzaban el rango 4, inmediatamente logramos deshacernos de estas, pero esos 5 segundos que nos tomó aquella tarea fueron más que suficientes para que Getō escapara, junto al resto de sus maldiciones-

-Logró escapar ese maldito -susurro Itadori, viendo como el velo que desaparecía -

-Vamos a informar a los demás -dije tomando la mano de Yūji mientras entrelazando nuestros dedos-

-Es lo mejor -me dio una sonrisa mientras veía nuestras manos juntas-

Ambos volvimos rápidamente a la escuela, informamos al director Yaga del ataque de aquel usuario maldito, todos se sorprendieron pues aparte de las apariciones aleatorias que tenían las maldiciones de grado especial con las que trabajaba nadie sabía nada de él...

De nueva cuenta, todos comenzamos a hacer misiones, a la vez que Yuna, Naia, Itadori y yo nos mudabamos al nuevo departamento que había comprado.

Las habitaciones eran grandes asi que teníamos espacio de sobra, literalmente deberíamos a salir a comprar los muebles, pues con suerte teníamos las camas y uno que otro electrodoméstico básico.

Yuna realmente se veía como una niña feliz, por obvias razones Itadori y yo teníamos habitaciones separadas, yo dormía junto a mi pequeña, Itadori y Naia cada quien tenía un dormitorio, así que de momento estábamos bien organizados.

Lo único que me tenía preocupada es que hace unos días que nadie sabe nada de la presencia de Yoshida Hiro, ni siquiera sus compañeros más cercanos, lo cual nos ha extrañado a todos los que solíamos verla casi a diario en la academia, o bien rondando a Itadori, después del cuarto día se daría una orden de búsqueda a todos los hechiceros, eso sería a partir de mañana.

Mientras tanto hoy Nobara se ofreció a llevar de compras a mi pequeña, otra persona más que quiere comprarle todo lo que ve, solo para evitar que compren medio centro de Tokyo obligué a Megumi a ir con ellas, alguien que tiene el poder de controlar a Nobara ¿ó era al revés? En fin, salieron temprano, por lo que al almuerzo deberían estar de vuelta, con Itadori aprovechamos nuestro medio día libre y partimos a recorrer muchas muchas tiendas, necesitamos closet, algunos otros muebles en fin, sería un completo día de compras.

Parecíamos niños viendo todo lo que había, y la mayoría de las veces terminábamos jugando piedra, papel o tijeras para elegir lo mas maduramente posible los muebles, sí, lo sé, la gente nos mira raro, pero es difícil no contagiarse de la alegría y animo que desborda Itadori desde que se entero de Yuna.

☆Wherever I go☆ Itadori Yūji Donde viven las historias. Descúbrelo ahora