Final: felices novios.

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Nota del autor: Esto es algo así como un capítulo final para historias o un epílogo, si se quiere.

Desperté por la mañana; Lucía seguía dormida con su cabeza apoyada plácidamente sobre mi pecho. Aquella imagen era enternecedora, así que decidí no despertarla. Me quedé mirándola mientras recordaba lo que le había sucedido ayer: Lucía se había graduado, y yo había aceptado ser su novio. Le di el primer beso en los labios durante todo el tiempo que llevábamos entrenando juntos. Luego nos acurrucamos hasta quedarnos dormidos.

Hoy sería oficialmente nuestro primer día como pareja, lo que también significaba que la semana había pasado y tendríamos que ir a la universidad. Mis amigos y toda la gente se enterarían de que salía con la chica que tiene fama de estar loca, así que tendría que dar un par de explicaciones.

Desperté a Lucía con un dulce beso en la frente; bueno, lo intenté. Ella siempre tenía el sueño pesado. Tuve que zarandearla un poco mientras le susurraba que despertara, que teníamos que ir a la universidad.

—Lucía, Lucía, despierta —dije mientras la zarandeaba un poco.

Lucía se movió un poco y balbuceó algo ininteligible, pero continuó durmiendo.

—Despierta, llegaremos tarde a la universidad —dije mientras seguía tratando de despertarla.

La zarandeé un poco más hasta que finalmente despertó.

—¿Qué pasa, mi señor? —dijo ella.

—Hoy tenemos que ir a la universidad —dije.

Ella se sonrojó al recordar que el entrenamiento se había acabado y con él las vacaciones.

—Olvidé que era hoy, supongo que me acostumbré a esto —dijo ella un poco sonrojada.

—Ven, vamos a bañarnos —dije.

Al salir del baño, le sequé el cuerpo con una toalla, como ya se nos había hecho costumbre, y la llevé a la habitación para vestirnos. Yo me vestí y luego elegí la ropa de Lucía: una playera negra, unos jeans azul claro y unas bragas rojas.

Dejé que Lucía se pusiera la ropa en lugar de vestirla yo misma y fui a buscar el collar que le había comprado.

Al regresar, la encontré vestida; Lucía tenía algo raro, todo le quedaba bien, o tal vez estaba demasiado enamorado de ella.

—Te tengo una sorpresa, cierra los ojos —dije.

Lucía obedeció y cerró los ojos mientras sonreía.

—Como recordarás, te dije que te compré algo para que me recuerdes cuando no estemos juntos. Dado que no puedes usar el collar esclava en público, te compré este otro para que lo uses en público —dije mientras le ponía el collar alrededor del cuello.

—¿Ya puedo abrir los ojos? —preguntó ella.

—Sí, adelante —dije.

Lucía abrió los ojos, emocionada y sonriente. Con delicadeza, acarició su collar antes de correr hacia el espejo, ansiosa por apreciarlo. Un gritito de alegría escapó de sus labios al verlo reflejado frente a ella. En ese momento, parecía una niña a la que le hubieran entregado el mejor regalo del mundo.

—Gracias, muchas gracias, mi señor —dijo ella antes de lanzarse sobre mí para abrazarme con fuerza.

Le devolví el abrazo y luego la aparté suavemente, buscando sus labios para un nuevo beso. Sentía que aún no había reclamado esos labios lo suficiente. Necesitaba hacerlos completamente míos.

mi acosadora se convirtió en mi Esclava sexual.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora