CAPITULO 6

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ACTUALIDAD

Seokjin

Si de niño me hubieras dicho que estaría viviendo una vida perfecta, no habría ninguna posibilidad de que te hubiera creído.

Pero aquí estaba yo.

Las luces del escenario eran cegadoras, mi auricular hacía poco para ahogar el rugido de la multitud mientras mi palma golpeaba el bajo.

Estábamos en la semana cinco de nuestra gira de seis semanas. Un trabajo agotador a lo largo de doce ciudades, presentando un total de dieciocho espectáculos.

Y estaba amando cada puto segundo.

Aquí arriba, en el escenario, era donde más feliz era. ¿Por qué no lo sería? Literalmente estaba viviendo mis sueños más locos. Estaba a muchos kilómetros de mi infancia en todos los sentidos posibles. No es que Frank no apareciera todavía de vez en cuando. Mientras mi madre se había mantenido notablemente ausente, él había concedido entrevistas a cualquier medio de comunicación que le pagara, vendiéndoles las historias que querían escuchar.

Jungkook se había mantenido fiel a su palabra. Él fue quien trabajó con nuestros abogados y la gerencia para mantener a Frank a raya hasta donde pudieran. ¿Y cuando no pudieron? Jungkook me sacaría y me distraería con recordatorios de lo maravillosa que era nuestra vida ahora.

Era grandiosa. La mejor. Y tener a mi mejor amigo a mi lado fue la guinda del pastel.

Jungkook se acercó a mi campo de visión, con el ceño fruncido por la concentración mientras volaba a través de su solo. Poco sabía cuándo lo salvé de una paliza hace tantos años, que él estaba escondiendo este magnífico talento.

Lo que comenzó cuando nos escondíamos del mundo real con nuestras guitarras se convirtió en algo más serio cuando unimos fuerzas con Arlo y Taehyung. Nuestras prácticas de banda se habían transformado en tocar dondequiera que pudiéramos colarnos. Los fines de semana los pasábamos actuando en las esquinas durante el día y en cualquier pub que nos dejara entrar durante las noches.

Tuvimos suerte. No me malinterpretes, éramos un grupo de cabrones talentosos y lo sabíamos. Pero si no hubiera sido por ese video de nosotros tocando en la calle afuera del centro comercial West Quay que se volvió viral, Caffeine Daydreams no sería lo que es hoy.

Posiblemente la banda de rock más famosa del mundo occidental.

Obviamente, esto era asombroso. Magnífico. Increíble. No había suficientes adjetivos para describir lo maravillosa que era esta vida.

Sin embargo, extrañaba esas sesiones tranquilas donde éramos solo Jungkook y yo. Las horas pasadas garabateando letras y tocando acordes. Seguíamos haciendo eso, pero ahora siempre había otras personas alrededor.

Aunque Jungkook estaba justo a mi lado... a veces, lo extrañaba. Extrañaba lo que una vez fuimos en la intimidad de su garaje.

Fue un pequeño precio a pagar para vivir mis sueños. No era como si lo hubiera dejado atrás. Estaba literalmente a dos metros de mí, con la cabeza echada hacia atrás mientras tocaba las notas finales de su solo. Sus rastas estaban recogidas en un moño. Con los ojos cerrados, se balanceó en el acto, totalmente perdido en la música.

Era mi momento favorito para verlo.

Ese día que nos conocimos en el bosque fue la única vez que Jungkook me permitió respaldarlo. El tipo era sobreprotector con todos: sus padres, sus hermanos, sus citas.

¿Pero conmigo? Jungkook lo llevaba a un nivel completamente nuevo. Incluso ahora, con Frank habiendo estado en silencio durante años, no podía evitar cuidarme. Ya sea que me trajera café o me recordara que comiera, él siempre estaba pensando en mí.

MEJORES AMIGOS, ALMAS GEMELASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora