CAPITULO 24

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Jungkook

Había imaginado mi primera vez corriéndome dentro de Seokjin más veces de las que podía contar.

Ninguna de esas imaginaciones terminaba conmigo sollozando en su hombro. Su susurrada declaración de amor sólo me hizo llorar más fuerte.

Afortunadamente, mi estallido emocional no pareció desconcertar a Seokjin. No, en todo caso, pareció entenderlo. Esto no había sido sólo sexo. No para mí.

Fue la realización de años de sueños.

Y él me amaba. No sólo sentía algo por mí. Él me amaba.

Media hora más tarde, estábamos tirados contra la pared de la cabina. Nos habíamos limpiado lo mejor que pudimos. Arlo había incluido cuidadosamente un paquete de toallitas húmedas para bebés, lo que facilitó mucho todo el proceso.

No le habíamos dado suficiente crédito a nuestro baterista. Podría parecer que Arlo no siempre estuviera presente, pero estaba empezando a pensar que él veía mucho más de lo que jamás habíamos sospechado.

La cabeza de Seokjin estaba apoyada en mi hombro mientras comía una bolsa de Haribo de tamaño para compartir. Aunque no es que los estuviera compartiendo. Él siempre había sido estricto con sus dulces... No estaba sufriendo bajo la ilusión de que al nosotros estar juntos cambiaría eso.

Incluso su posición desplomada contra mí me resultaba familiar. Habíamos terminado muchas sesiones de grabación con él colapsado contra mí de esta manera. Los dos exhaustos, juntos en el suelo, mientras Arlo y Taehyung continuaban tocando una parte obstinada de una canción.

Pero ahora no tenía que mantener las manos quietas. Eran libres de correr arriba y abajo por el brazo de Seokjin. De poner sus piernas sobre las mías. De jugar con su cabello.

Seokjin terminó el último de los dulces y desechó con cuidado el paquete en la bolsa.

—Tengo una pregunta.

—¿Sólo una? 

Él me sonrió.

—Por ahora.

Aparté su sonrisa con un beso. Sólo porque podía.

—¿Qué quieres saber? 

Algo pasó por sus ojos.

—¿Es 'Night's Darkest Secret'? ¿Acerca de mí?

No le mentiría. Ya no.

—Sí.

Cerró los ojos.

—¿Y la nueva? ¿La que cantaste antes?

Levanté su barbilla, esperando hasta que abriera los ojos y me mirara.

—Sí, todas se tratan de ti. Tengo putos cuadernos repletos de canciones sobre ti.

Sus labios se torcieron.

—¿Incluso las que escribiste cuando éramos adolescentes? 

Gruñí.

—Por supuesto que tenías que recordar mis divagaciones hormonales de adolescente.

Seokjin resopló y me dio un codazo.

—No te preocupes. Definitivamente soy yo quien parece estúpido en esta situación. Literalmente has estado susurrándome letras al oído sobre el amor no correspondido... ¡Dios mío!

Se sentó abruptamente y se cubrió la cara con las manos. Yo también me incliné hacia delante, obligándome a no reírme.

—¿Qué?

MEJORES AMIGOS, ALMAS GEMELASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora