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Yoongi

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Yoongi.

A la mañana siguiente, los asientos de primera fila para la pelea se entregan en la puerta de nuestro apartamento. Están envueltos en una nota que simplemente dice: Tu Jungkook.

—Supongo que funcionó. —Musita Jimin alrededor de su cepillo de dientes. —No está mal para tu primera seducción, Yoongi.

—Más bien mi primera cosa. —Refunfuño, frotando mis ojos cansados.

Dormir anoche fue un desafío. No solo me preocupa el resultado de la pelea de esta noche, sino que mi cuerpo no se quedó quieto. Luché con las sábanas hasta que se me amontonaron entre las piernas y me sentí sonrojado e incómodo. Incapaz de moverme de una manera que lograra la misma fricción que encontré en el regazo de Jungkook.

Mi corazón también está inquieto.

Gran parte de mi encuentro con el luchador de MMA fue inesperado.

Se suponía que no me iba a gustar tanto besarlo.

Se suponía que no debía olvidar mi misión en sus brazos. No se suponía que lo encontrara entrañable, honesto y dulce.

Al menos hasta que se refirió a mi coño como mercancía vendible.

Refunfuñando, tiro los boletos en la mesa de la cocina y me dirijo a la cafetera.

—Vamos, ¿verdad? —Jimin pregunta.

—Estoy pensando en ello.

—Hazlo en voz alta. —Sugiere.

—Bien. —Meto una cápsula de café y bajo la tapa, apretando el botón. —Quiero usar las entradas. Pero también me pregunto si sería más prudente mantenerse lo más lejos posible de la pelea. Como si tal vez mirara desde el aeropuerto. Así podré huir del país si Banner gana.

—¿Realmente planeas huir? —Jimin pregunta, su cepillo de dientes cayendo a su lado, su expresión angustiada pero firme. —Si lo haces, iré contigo.

—No. De ninguna manera. Tú eres el inteligente, Jimin. Estás terminando la universidad. Necesitamos que diseñes el próximo transbordador espacial. —Le doy a mi hermano una mirada tranquilizadora. —No huiré. Estaba bromeando.

Jimin se mueve en sus calcetines. —No quiero estar sin ti. Pero no soporto la idea de que sufras por el matrimonio con Banner solo para quedarte por mi.

—Si Banner puede pagar las deudas de Padre, puede pagar tu matricula. —Señalo. —Mis actuaciones apenas cubren los gastos de tus libros. Estás acumulando muchas deudas estudiantiles. Tal vez casarme con él sea por un bien mayor.

Mi hermano se mastica el labio. —Te presiono demasiado, Yoonie. Mi hermano menor no debería estar presionando para pagar mi matrícula.

—Como dije, tú eres el inteligente. Va a valer la pena. —Voy a mi hermano y lo envuelvo en un abrazo. —Algo bueno sucederá con cualquiera de los dos resultados. Banner gana, nosotros pagamos las cuentas. Si Banner pierde, soy libre y encontraremos otra forma de llegar a fin de mes. — Sonrió. —Oye. Tal vez la audición de la semana que viene salga bien y por fin tenga esa gran oportunidad.

𝗞𝗢𝗧𝗜𝗞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora