Dix

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Hyukjae


No era fanático del contacto
físico por la noche y a menudo
ni siquiera había compartido la
cama con mi esposa fallecida. No
es que hubiera soñado alguna vez
con querer tenerme cerca por la
noche.

Nunca se molestó en ocultar
su renuencia a tenerme cerca
de ella, y menos aún cuando
dormíamos juntos : a menos que
hubiera algo que quisiera de mi.

Donghae había pedido mi cercanía
y la había negado.
La luz de la madrugada iluminaba
su rostro hinchado. Sus pestañas
se pegaban a su piel con
lágrimas secas. Estaba cerca, se
habia acercado dormido hasta que
casi nos tocábamos.

Sentía el deseo irrazonable
de tocarlo... y no de manera
sexual. Lo vi dormir tranquilo,
apoyado sobre mi codo. Como en
muchas noches antes, el cuerpo
cubierto de sangre de Jieun había
atormentado mis sueños. Casi
nunca soñaba con las personas
que había matado y, aun así, mi
esposa muerta aún llenaba mis
noches.

Donghae se sacudió, sus labios
separándose en un suspiro suave.
Me levanté y saqué las piernas
de la cama dándole la espalda.
La cama se movió. Eché una
mirada por encima del hombro
a Donghae, quien estaba
sentándose, frotándose
la cara enmarcada por su
cabello alborotado. Al notar
mi atención, sus ojos se
encontraron con los míos.
Sonrió vacilante. La luz de
la madrugada no fue amable
conmigo porque Donghae se veia
absolutamente encantador de una
manera muy juvenil.
Maldita sea todo.

Me paré.

-Tenemos que prepararnos.
Vendrán pronto a buscar las
sábanas.

Donghae tomó mi reloj de la
mesita de noche.

-Son solo las ocho. ¿En serio
crees que nos molestarán tan
temprano después de nuestra
noche de bodas?

No lo harían, pero no tenía intención de
perder el tiempo en la cama.
Había programado varias
reuniones durante todo el
día, la más importante para
el almuerzo con Kyuhyun. Tenía
que aprovechar la oportunidad
teniéndolo en la ciudad. Tomé mi
teléfono de la mesita de noche y
le envié un mensaje a Karina de
que podian recoger las sábanas
en treinta minutos. Su respuesta
entrometida llegó de inmediato.

¿Ni siquiera dormirás después de
tu noche de bodas?

Mantente fuera de mis asuntos,
fue todo lo que escribí en
respuesta.

Volví a dejar el teléfono,
ignorando la mirada apreciativa
de Donghae. Lo pillé
observándome anoche y ahora
esta mañana. Su reacción me
sorprendia. Por supuesto, era
una sorpresa agradable que
pareciera atraído por mi cuerpo
y no horrorizado como Jieun.

-Karina y los demás vendrán
en treinta minutos. ¿Quieres
bañarte primero? Mientras tanto,
puedo afeitarme.

Donghae se modio el labio,
apartando la vista antes de
asentir.

-Está bien. -Se quitó las mantas
y se levantó.

Mis ojos lo evaluaron, y por
un momento consideré decirle
a Karina que después de todo
podían esperar. Donghae era
increiblemente hermoso, y la
idea de enterrarme de nuevo en
él era demasiado atractiva,
pero la mancha en las sábanas
me recordó por qué eso no iba a
suceder.

Quince minutos después, Donghae
estaba duchado y vestido, así
que me dirigí hacia la ducha.
Habia elegido una de las blusas
que le había enviado a sus
padres, una elegante pieza roja
de manga larga que abrazaba el
delgado cuerpo de Donghae y un
pantalón negro de vestir. Aún no
lo hacía parecer cercano a mi
edad, pero al menos no se veía
como el adolescente que era.

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