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Londres, Inglaterra.

—Entonces—las puertas de hierro se cierran detrás de mi y mis ojos no se despegan de Antoni, quien yace sentado frente al piano con los ojos cerrados

Esboza una sonrisa y abre los ojos antes de mirarme. Sus ojos me recorren de pies a cabeza y toma una respiración profunda antes de levantarse y caminar hacia mi como si estuviera siendo atraído por la gravedad.

Como una polilla a la luz.

»¿Para qué me llamaste?—me cruzo de brazos a la defensiva y él entrecierra los ojos cuando se para frente a mi

Desgraciadamente, Antoni es sumamente atractivo. No es un símbolo del sexo, como Christopher; no es atractivamente intimidante, como Ali; es elegante, su belleza es elegante y sus palabras son su mayor arma.

—Mírate—levanta su mano para acariciar mi mejilla pero volteo el rostro. Él sonríe—. Te ves mucho mejor en persona, las fotos no le hacen justicia a la mujer en la que te convertiste.

Por supuesto, era una niña cuando me conoció. Han pasado... ¿seis? Si, seis años desde que nos casamos.

—Que alegría—mascullo—. Di que quieres, Antoni. Mi deuda está saldada y yo no tengo nada que hacer aquí.

Su mano rodea mi cuello en un movimiento tan rápido que me sorprende y me atrae a su cuerpo mientras se inclina y acaricia mi mejilla con su nariz, inhalando profundamente antes de sonreír.

—Tú eres mi esposa, Athena—murmura con la voz tensa—. Estás atada a mi, y ninguna vida puede cambiar eso. Ni matando a mil hombres dejarías de pertenecerme.

Sus ojos destellan peligro, como si estuviera tentado a romperme el cuello; pero también lujuria, y sé que le gusta tenerme a su merced, a un arma tan poderosa.

—Yo dejé de pertenecerte en el momento en que te follaste a Isabel—lo empujo—. No actúes como si me amaras, nunca lo has hecho.

Frunce el ceño. La confusión llena sus ojos por unos segundos y luego... el alivio. «Bingo».

—Oh, tu pequeño berrinche fue por Isabel—supone y fijo mis ojos detrás de él, notando la pared llena de fotos enmarcadas.

Lucian, Damon y yo. Solo nosotros tres.

—La embarazaste—mis ojos se llenan de lágrimas—. Dejaste que ella me secuestrara, que me drogara y torturara. ¿De verdad tendrás el cinismo de actuar como si eso no fuera nada, Antoni?

Antoni se folló a Isabel un año después de casarnos. Bueno, técnicamente fue un movimiento que salió mal.

Lo drogué para revisar su oficina, pero Isabel llegó y él bajó a "ordenar que la sacaran" pero supongo que ella notó su estado y se aprovechó. O no, en realidad no me importa.

—Oh... mi reina—toma mi rostro entre sus manos y limpia mis lágrimas con sus pulgares—. Yo cometí un error—besa mi mejilla y cierro los ojos relajándome contra él—, uno del que me he arrepentido cada día desde que te fuiste—besa la esquina de mis labios y estos se entreabren—. Pero yo no sabía lo que ella te estaba haciendo, creí que mis enemigos te habían capturado y te buscamos por todos lados.

—No por todos lados—intento apartar el rostro y él no me lo permite—. Deja de intentar manipularme, joder.

—Mírame—me toma la mandíbula y me obliga a mirarlo a esos ojos marrones—. Yo no lo sabía, mi reina.

—No me amas—murmuro—. No lo haces.

—Eres solo una pequeña con el corazón roto, Athena—sus labios rozan mi sien—. Por supuesto que lo hago, ¿crees que habría puesto a mis hombres a buscarte solo porque si?. Tú eres mi reina, y perteneces a mi lado.

Lo miro fijamente, mis ojos se llenan de lágrimas mientras él disfruta de verlas correr pos mis mejillas, amando la incertidumbre que siembra en mi cabeza.

—No puedo—apoyo mis manos en su pecho y él cierra los ojos complacido—. Ya estoy dentro de la FEMF, Antoni. No puedo dejarla, yo... no confío en ti.

Abre los ojos, y la mirada mortal que me da me habría hecho retroceder hace años, pero ahora mantengo mis ojos fijos en los suyos, jugando con el botón de su camisa hasta que se relaja bajo mi tacto.

—Isabel murió—levanta su mano y aparta algunos mechones de cabello de mi rostro—. Tú perteneces a mi lado, Athena, y puedes venir por las buenas o por las malas.

—No confío en ti—repito

—No me importa, mi reina—acaricia mi mejilla—. El tiempo te abrirá los ojos a lo que no deseas ver. Pero tú vas a ir a casa, y como mi mujer, vas a controlarlo todo hasta que yo salga de aquí.

—¿Por qué?

—Porque sino, voy a obligarte con tu hermana—presiona y trago grueso—. Es solo hasta que te des cuenta que este imperio también es tuyo...—me ofrece una sonrisa calmada. «Imbécil»

—La FEMF...

—¿Me amas?—cuestiona y aparto la mirada. Sus brazos se cierran alrededor de mi cintura—. Sé que lo haces. Y podemos volver a reinar juntos... pero yo debo ser tu prioridad, ¿lo entiendes?—su agarre se intensifica hasta que duele

Asiento.

»Ve a casa, a Florencia, busca a mis hijos—ordena y frunzo el ceño—. Romanov tiene a mi Damon, confío en ti para salvarlo y cuidarlo. Lucian está en Argelia con los Halcones Negros. Cuídalos, y cuida de nuestro imperio hasta que yo vuelva.

—¿Vas a volver?—lo miro esperanzada y él asiente—. No tardes, Antoni—suplico mirando fijamente a sus ojos—. No me decepciones, porque si vuelves a hacerlo, me mato—amenazo y se tensa.

—No lo harás—sentencia y me aparto de su agarre—. Te prometo que no, mi reina. Y ya tendremos tiempo para hablarlo después.

—¿Qué hay de Damon?—cuestiono enderezándome como si estuviera despertando y él sonríe de esa forma seductora con la que logra aparentar normalidad—. ¿Dónde está? ¿Por qué lo tiene Ilenko?

—Mi sobrina me traicionó—suspira—. Mátalos. Quiero a Ilenko y a Dalila muertos luego de que pongas a mi... a nuestro hijo a salvo.

Nuestro hijo. Está jugando en mi contra con buenas cartas, intentando hacerme creer que yo formo parte de la familia.

Probablemente en su cabeza si, pero sabe que en este momento ese "voto de confianza" que acabo de darle se tambalea y hace lo posible por hacerle bases.

—Pondré a nuestro hijo a salvo—me acerco y dejo un casto beso en sus labios—. Te sigo odiando.

—No, jamás podrías, pequeña Athena—besa mi frente y yo me doy la vuelta, mirando a las cámaras y asintiendo—. Si me traicionas, te mato—amenaza detrás de mi

Lo miro sobre mi hombro y le ofrezco una sonrisa.

—Si vuelves a traicionarme, yo me mato—salgo cuando las puertas se abren.

Antoni es controlador, es un psicópata obsesionado y sé que en su cabeza solo él puede llenarse las manos con mi sangre, así que amenazar mi vida vale más que amenazar la suya.

Es inteligente, si, pero no lo suficiente para no subestimarme. Sigue creyendo la historia que le vendí hace años de una niña necesitada de cualquier protección y amor.

Y por eso intentó manipularme usando mis supuestos sentimientos hacia él y la idea de una familia.

Fue una buena jugada, se lo admito. Pero yo nunca he sido esa, y creer que si será su mayor error.

Thorns of a Love [Ali Mahala]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora