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Ali Mahala.
Florencia, Italia.

—¿A dónde vamos?—pregunto cuando bajamos de la camioneta frente al hotel

—A encargarnos de Phillipe—me mira sobre el hombro mientras se acomoda la chaqueta—. ¿En serio creyeron que no iba a descubrir su identidad? Vamos, es bastante obvio después del ataque a Rachel James.

—Él no estaba dentro del plan—le recuerdo y ella ríe

—Antoni me quiere arriba, pues me tendrá arriba—sonríe al portero—. Pero si yo estoy arriba, nadie más tendrá oportunidad de estarlo y no nos vamos a mentir, Ali, a Antoni no le importa una mierda su familia. Solo sus hijos y el negocio.

—Y usted—digo lo obvio

Porque si, por mucho que la idea me haga querer arrancarle la piel con un maldito cuchillo, a Antoni le importa mucho Athena.

Tiene una... obsesión por ella, una peor que la que tiene por cualquier persona.

A ella no quiere doblegarla a la fuerza, quiere que ella se doblegue porque quiere hacerlo; quiere a la mujer más poderosa y letal de la FEMF a su merced de forma voluntaria.

Y al parecer ella lo está. Porque llora por él como una maldita adolescente. Es completamente ridículo el hecho de que ella en verdad esté enamorada de Antoni después de todo.

El secuestro, la tortura, la amenaza colgando constantemente sobre su cabeza al irse sin permiso de Antoni. Y ella aún así lo ama.

No la creí así de estúpida.

No la entiendo.

Leí su expediente, es la mejor en todos los ámbitos existentes. Y si la FEMF no pudiera confiar en ella, no estaría trabajando para ellos. Pero entonces, solo hay una explicación. Va a traicionar a Antoni.

Pero se veía demasiado enamorada como para hacerlo. Cuida a sus hijos demasiado bien como para hacerlo. Y me amenazó con matarme si los traicionaba, lo que lo hace todavía más confuso.

A veces me cuestiono porqué la salvé. Quizás debí dejarla morir en ese sótano e ignorar las súplicas de su madre para que ayudara a su hijita a escapar de aquí.

Debí dejarla morir a manos de Isabel si al final ella iba a terminar siendo igual que todos ellos. Igual que todos lo que mataron a mi hermana.

Me reprocha y llama "perro faldero" para después acceder a cada petición de Antoni como una maldita sumisa.

Vamos, es la mejor asesina de la FEMF, ¿cómo es que tiene un comportamiento tan sumiso? ¿Cómo es que llora por un maldito psicópata que violaba a su hermana menor? Joder.

Pero incluso sabiendo que está loca, no puedo apartar mis ojos de ella.

Es... la mujer más hermosa que cualquiera puede ver.

Es esbelta, tiene unos pechos y un trasero llenos, de infarto, un abdomen plano y su rostro... es como ver a un demonio sexual. Su rostro es perfecto, no tiene una sola cosa que no esté acorde con ella. Sus cejas, sus pestañas, esos labios rosados y esos malditos ojos grises como el acero.

Se llenan de lágrimas por cosas tan inútiles, se vuelven feroces, con una promesa de muerte en cuestión de nada y juraría que reflejan el más puro deseo y lujuria cuando se le provoca.

Y como me gustaría hacerlo, joder.

—¿Yo?—la risa de Athena me saca de mi ensoñación—. Si, le importo, pero no lo suficiente para decirme la verdad ¿no es así?

Mmm.

Entonces es ahí donde debo tocar. Ese punto sensible para volverla contra Antoni y ponerla a mi favor.

—Eso solo puede responderlo él, señora—contesto mientras subimos al elevador

—¿Sabes? Creo que me odias.

Si.

—No.

La odio porque se pone de su lado, porque es fácil de manipular, porque es hermosa y es una gran arma pero no sabe usar absolutamente nada de eso a su favor.

—¿Qué dije sobre mentir?—enarca una ceja y yo respiro profundo

—No miento.

—Y eso es otra mentira—chasquea la lengua—. Crees que soy una idiota, ¿no es así?—sonríe con tristeza—. Que no es posible que alguien como yo esté con alguien como Antoni.

—No confío en usted, y lo siento si la ofende—la única verdad que puedo decirle porque la maldita huele las mentiras

—¿Has amado a alguien alguna vez?—pregunta y niego—. Amar es... una maldición. Haces muchas cosas que jamás harías por nadie, muchas que nunca creíste hacer. Nada te parece demasiado, imposible o malo cuando amas a alguien.

»Si hace dos semanas me hubieran pedido que asesinara a Antoni—respira profundo—, lo habría hecho. Con el corazón roto y lágrimas en los ojos, pero lo habría hecho porque estuve casi cinco malditos años sin verlo y lo odié por darme caza.

—¿Pero?—frunzo el ceño

—Pero él me ama, y me buscó—me mira, esta vez no hay lágrimas en sus ojos—. Y quizás no lo haya perdonado aún pero yo también lo amo. Y voy a matar a quien sea si me sigue amando.

—¿Y si no?

—Entonces encárgate de ponerme una bala en la cabeza, Ali—las puertas se abren—. Porque el día en que Antoni no me ame, voy a matarlo, y tú serás el siguiente en la lista.

Sale del elevador y yo la sigo.

Bueno, eso fue sin duda algo digno de alguien con su carácter. Incluso parece que ella estuviera... fingiendo.

¿Lo está?

—Cognato—ella le sonríe a alguien y mis ojos se fijan en Phillipe, que frunce el ceño antes de comenzar a correr—. ¿Por qué siempre corren? No es divertido.

"Cuñado"

Y entonces comienza a correr tras él, obligándome a seguirla como un imbécil, corriendo por el pasillo del hotel hasta que derrumba la puerta de una de las habitaciones y ríe.

»Esto si que es una sorpresa—chasquea la lengua y cuando entro mis cejas se levantan

Phillipe e Ivana. Él cubriéndola com su cuerpo, ella tiene una sábana alrededor del suyo para cubrir su desnudez.

»No te quiero a ti—señala a Ivana—. Pero si quiero a Phillipe, entonces... ¿por las buenas o por las malas?

Phillipe retrocede.

Athena suspira negando.

»Por las malas será—se lleva la mano a la espalda y saca una daga que lanza en dirección a Phillipe, pero me congelo cuando la veo clavada en su corazón—. Descansa en paz. Mándale mis saludos a tu hermano.

Phillipe cae al piso. Ivana ni siquiera se mueve, así que Athena solo sonríe antes de sacar su arma con silenciador y poner una bala entre sus cejas.

—¿Qué carajos?—maldigo

—Para eso te necesitaba—me ofrece una dulce sonrisa, como si no acabara de matar a dos Mascherano—. ¿Limpias tú? Yo espero en la camioneta—se acerca y se pone de puntillas para besar mi mejilla

Sus suaves labios contra mi piel me encienden. Encienden cada lugar de mi cuerpo que creí muerto hace años.

Y su sonrisa... es hermosa.

Y yo estoy jodido. Tan jodido.

Thorns of a Love [Ali Mahala]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora