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Sus ojeras eran muy notorias al día siguiente, pero el tiempo no se detendría solo por haber tenido una mala noche de sueño, sobretodo teniendo que mantener a un niño y sus mascotas él solo.

—¿Por qué tenemos que levantarnos tan temprano? – se frotaba los ojos somnoliento, junto a los también medio dormidos perros a cada lado.

—Tú nos comprometiste en estar temprano para acompañar a Mulán – le recordó terminando de cocinar.

Primero le sirvió el desayuno a su hijo, antes de pasar al par de cachorros, luego al búho y por último a la serpiente.

“Ya veo que me pide unos conejos o un elefante” pensaba tomando asiento frente a su hijo y mascotas, mirando lo adorable que se veían comiendo juntos “Bueno, tendré que trabajar más si eso ocurre”

La compañía de esos animales le servía para llenar el vacío que dejó la ausencia de su difunta esposa, vacío que se negaba a llenar con otra persona por el momento, no quería equivocarse y traerle a alguien que solo lo haría sufrir.

Para el pesar de los ojitos tristes de los cachorros y reptil, solo el búho los acompañó por poder volar y el caballo era una pieza fundamental para llegar sin cansarse por correr.

Todo para descubrir que desperdiciaron horas de sueño en vano por la ausencia de la chica Fa y eso que ella era quien más debía llegar temprano.

—Ve a jugar con Nue o algún mocoso por aquí cerca, donde mis ojos te vean – le advirtió a su hijo, mientras se quedaba junto a la madre y abuela de su amiga.

Gracias a eso pudo confirmar por milésima vez que las travesuras de su hijo y mascotas no eran nada con las ocurrencias de la abuela, quien está vez quiso probar la suerte de un grillo cruzando la calle con los ojos cerrados, causando un caos en el lugar.

Por suerte Mulán llegó antes de que se le ocurriera hacer otra cosa que pudiera sacarle canas antes de llegar a los cuarenta.

Teniendo siempre vigilado a Megumi quien correteaba con su búho siguieron a la chica mientras la arreglaban para seguir con aquella tan anticuada tradición para rendir honor a su familia.

—Vaya, quien diría que sí eras mujer – bromeó al verla salir lista, siendo golpeado por el paraguas de la joven ofendida – Olvídalo, ahí está el terremoto andante que tanto quiero.

—Pues yo a veces a ti te detesto – Toji simplemente le sacó la lengua burlesco por la burla – Nunca dejes de ser adorable Megumi – abrazó al menos que sí alago su apariencia.

—Sabes que son solo bromas – le acarició el cabello con cuidado para no despeinarla y enfadar a la madre de la chica – Tú siempre has sido una de las flores más bellas que podría existir.

Háblame Bajito | Li Shang x Male OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora