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—Vaya ojeras, ¿el gorila no puede dormir sin su esposa? – dijo burlesco mirando el anillo en el collar que rodeaba su cuello.

Sinceramente, lo último que quería en ese momento era ser molestado al no haber podido tener un buen sueño, más por un mocoso burlón a quien apenas había conocido el día anterior.

—Soy viudo – respondió, mejorando un poco su humor al ver como todo, del ya poco color que tenia, abandonaba su cuerpo al pensar como metió la pata, al igual que su amigo a su lado – Pero mi hijo y sus mascotas normalmente se pasan a mi cama, es raro no sentir sus presencias revoloteando a mi alrededor.

Intentó quitarle importancia, pese a aún no poder superar por completo la ausencia de su esposa, motivo para aún tener su anillo, aunque fuera como un collar.

》¿Y ustedes? Se ven como princesitos que nunca han dormido en el suelo en toda su vida《

Ya con eso el ambiente se relajó, comenzando las burlas de parte de ambos azabache hacia Satoru, a quien veían como un principito mimado que nunca ha dormido en el suelo rodeado de insectos.

Prácticamente media hora después Mulán apareció bastante alterada pensando que había llegado tarde, buscando de inmediato refugio al lado de su amigo y sus dos nuevos compañeros, para evitar a quienes aún deseaban verla muerta por el castigo del día anterior.

—¿Por qué no me despertaste?

—Te voy a cuidar y enseñarte lo necesario para ser un buen soldado y salir vivo de aquí – puso sus manos en su cadera, mirándola con su natural ceño cansado – Pero no seré tu niñera, llegar tarde es un hábito que deberás arreglar por tu cuenta.

Si la consentía demasiado no aguantaría ni un minuto ahí, además, su impuntualidad ya le había aburrido y por más que lo intentó nunca mudo eliminarla, así que tendría que hacerlo sola.

—¡Soldados! – la llegada de Shang evitó cualquier protesta de la chica, haciendo al más alto sonreír victorioso – Se reunirán rápido y en silencio todas las mañanas – quedó con el torso desnudo antes de tomar un arco y unas flechas.

—Fiu ¿todo eso te comerás? – lo codeó Satoru, mirando al general subiendo y bajando rápido las cejas.

—¿Quién sabe? Tal vez eso me ayude a liberar estrés – le guiñó un ojo, comenzando a reírse en compañía del menor.

—… Cualquiera que haga lo contrario, responderá ante mí.

Creo que por aquí tenemos un voluntario – se les unió Suguru al juego, atrayendo la confundida mirada de Mulán.

—¿De qué hablan?

Las risas de los tres secaron para ver la inocente mirada del más bajo, haciéndoles intercambiar miradas para ver quien le respondería, peleando por unos segundos.

—Estás muy chico para esta conversación – terminó diciendo su amigo, acariciándole la cabeza – Solo dale tiempo al tiempo, no hay que saltarse etapas.

—Toji – le llamó la atención el general, lanzando una flecha a la punta de un poste de uno diez metros de alto – Gracias por ser voluntario, baja la flecha.

—¿Cómo negarme? Tus deseos son mis órdenes – le guiñó un ojo, avanzando para cumplir su tarea.

—Un momento, parece que te falta algo – se le acercó un poco frustrado por su sonrisa, en compañía del asesor del emperador, quien parecía luchar por traer una caja – Esto, representa disciplina y esto, representa fuerza.

Sí lo único que querías era tocarme solo tenías que pedirle, cariño~ – le susurró al oído aprovechando la cercanía entre ellos cuando le comenzó a poner las pesas, ocasionándole un escalofrío al más bajo.

Queriendo jugar un poco más, antes de llegar al poste le rozó la espalda baja con la punta de los dedos, haciéndolo sonrojarse al voltear y verlo mirándolo mientras se lamía los labios.

Shang comenzaba a odiar a ese soldado, pensando en darle entrenamiento extra para poder doblegarse a su voluntad, sin saber que eso sería de lo más placentero para el más alto.

Aumentando la frustración del general, Toji subió con extrema facilidad el poste, como si ambas pesas no fueran se juguete.

—¿Sabes? Podía subir incluso cargándose a ti ¿quieres probar? – le dijo una vez bajó, devolviéndole las pesas.

—Mejor ve a formarte antes de recibir un castigo – gruñó, enojado por su estúpida actuación.

—Tal vez me quede – se inclinó hacia él – Me gustan los castigos.

Satoru fue el siguiente, por reírse al ver el rostro rojo del general y chocarle los cinco al Fushiguro, al final, solo ellos y Suguru tenían la habilidad física como para hacer aquel ejercicio, para pesar del general.

 Tenían que ser el trío de idiotas.

—Hay un largo camino que recorrer – se sobó el cuello asombrado y decepcionado por tan bajo rendimiento de los demás soldados.

Quien más sufrió fue Mulán, pues tras el día de duró entrenamiento, justo cuando se disponía a descansar, fue rodeada por el trío de superdotados.

—¿A dónde pensabas ir? Pink~

—A… ¿Dormir? – jugó con sus dedos, intimidada por la altura de esos tres, quienes le sonreían con maldad.

—¿Oíste eso, hermano Toji – se abrazó a su brazo el albino – Con ese terrible rendimiento piensa ir a descansar ¿así como mejorará?

—Tenemos que hacer algo ¿no crees? Hermano Toji – imitó su acción el de pelo más largo.

—Muy cierto, pero no podemos obligarlo – dijo con un puchero, mirando a su amiga – ¿Tú que quieres hacer?

La falsedad en esas caras tristes era más que notoria, tanto que hasta el resto de soldados se compadecieron de ella, una persona quien apenas alcanzaba el 1.66, rodeada por tres titanes de 1.90.

—¡Entrenar! Por supuesto – se rió nerviosa ante sus miradas – Solo estaba esperando a que llegarán.

—¡Perfecto! No perdamos más el tiempo y comencemos – fue tomada por los dos más jóvenes, quienes reían como desquiciados junto a quien creyó su mejor amigo.

Son unos demonios, sin corazón.













Los protagonistas de las pesadillas de Shang y Mulán

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Los protagonistas de las pesadillas de Shang y Mulán.

Háblame Bajito | Li Shang x Male OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora