Háblame bajito (Shh)
Que nadie se entere
Dímelo al oído
¿Qué es lo que tú quieres?
Háblame bajito (Shh)
Mientras tú te mueves
Rózate conmigo
Dime si lo sientes
➢ Eso es de Toji (oc) a Shang.
➢ Voy a comenzar enseguida del capítulo 1, sin prólogo por...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Su intención origina para sufrir menos, era esperar a que Megumi durmiera antes de irse, pero algo dentro de su mente no dejó de repetirle, que el despertar con la familia Fa, sin rastros de su presencia sería aún peor.
Realmente tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no llorar al despedirse, desde que tenía pesadillas por la muerte de su madre que su pequeño no lo abrazaba tan fuerte.
—Recuerda que juré por la garrita volver – le acarició la cabeza aún teniéndolo en brazos – y papá nunca rompe las promesas que te hace.
—Te escribiré, se que Nue podrá encontrarte donde sea que estés – sus pequeñas manos hacían lo posible para aferrarse a sus hombros.
—Las estaré esperando – odiaba la guerra – Cuando Nue vuelva te llevará cartas mías ¿sí? Así que pórtate bien, así papá podrá estar tranquilo y esforzarse por volver más rápido.
—Seré bueno, lo prometo – volvió a sentir su hombro humedecerse por las lágrimas de su hijo – T..te amo papá.
El resto de espectadores siguieron al menor en su lamento, ambos habían sufrid ya bastante como para tener que pasar por una separación y muy difícil reencuentro.
—Yo también te amo – se aferró lo más que pudo a su hijo – Eres mi razón de vivir, no lo olvides.
Desgraciadamente no pudo alargar más su despedida, teniendo que, con el dolor de su alma ver a Megumi en brazos de Fa Li, mirándolo aún llorando mientras agitaba su manito en forma de despedida.
》Ustedes también pórtense bien y cuiden de Megumi《
Miró a las mascotas de su hijo, quienes también tenían un aspecto triste.
No le gustaban esas despedidas.
Toji se iría primero, por los años lejos del campo de batalla, el emperador lo haría hacer nuevamente el entrenamiento, mientras Fa Zhou podría irse en un par de días como consejero de guerra, gracias a sus años de guerra.
Desde que había formalizado su relación con Himari, su difunta esposa, que había abandonado por completo todo rastro de su familia de sangre, como militar y como mercenario, la única quien logró darle otro motivo para ser mejor persona.
Decidió poner su tienda de acampar lo más lejano de los demás reclutas, para mantener algo se paz y tranquilidad.
“¿Qué habrá hecho ese fideo para enojar a tantos…” miró a la multitud persiguiendo a otro recluta, quien se le hacía extrañamente familiar “¿Ese no es?... ¡mierda es Mulán!”
Casi pudo ver a su paz y tranquilidad despedirse de él mientras corría a derribar a todos los que perseguían a su ahora amigo, logrando en poco tiempo hacer una pila de cuerpos inconscientes donde la chica se ocultó, dejando al mayor encargarse de su problema.
