CAPITULO 19

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TAEHYUNG

Me alegro de haber tirado mi teléfono. Lo estoy. No necesito a Dongwook. Ahora estoy ganando dinero. Tengo una televisión con cable. Diablos, incluso pedí un almuerzo elegante y me lo entregaron hoy. Y estaba bueno.

No necesito al imbécil que se enojaba cada vez que hacía contacto con alguien más. Que exigía atención y luego me llamaba pegajoso. Que no tenía ningún problema en golpearme o llamarme con todos los nombres denigrantes que se le ocurrían y luego actuaba como si nada hubiera pasado al día siguiente. No lo necesito. No necesito a nadie. Pero cuando miro a Jin, siento un anhelo muy dentro de mí, y maldito sea su hermano por sacarlo a la luz. Haciendo que tenga que decir en voz alta que sólo somos amigos y que nunca podremos ser más.

El pobre Jin parece tan perdido mientras intenta asegurarse de que estoy bien, y no puedo soportarlo. —Bueno. Casi he terminado mi turno, y tú tienes que asistir a una reunión.

—Claro. —Sigue mirándome de forma dulce y algo perdido, buscando en mi cara alguna señal de que no estoy bien. —¿Seguro que no quieres venir?

Me río por eso y luego me encojo cuando veo a Namjoon entrar de nuevo en el gimnasio, esta vez con Yoongi a cuestas. —No, gracias.

—¿Seguro? Quiero decir, sé que se siente un poco estúpido, pero no es tan malo.

Entrecierro los ojos burlonamente hacia él. —¿Te has bebido algo Jin?

Se ríe y me hace un gesto para que me calle. —No. Pero no sé... —Se agarra la nuca y me esfuerzo por no ver cómo se le contraen los músculos. —Cuando tú y yo hablamos, me siento de alguna manera más ligero al día siguiente. Así que entiendo cómo funciona.

Yo siento lo mismo, pero también tengo un aumento de otros sentimientos. Sentimientos de los que no puedo hablar. Sentimientos peligrosos, como los llamaría Namjoon.

—¿Sigue en pie nuestra sesión, entonces?

Su sonrisa se ilumina y asiente. —Sí. Está bien así.

—Bien. —Con eso, termino lo que tengo que hacer y me escapo a mi apartamento.

Me ducho y enciendo el televisor que trajo Jin, cambiando de canal y sintiendo una envidia irracional al pensar que Jin se abre al grupo. No tengo ni idea de por qué me molesta eso. Y sí, sé que no es saludable. Quiero que Jin reciba toda la ayuda que necesita, aunque sea bajo el pretexto de no asistir. Y lo digo en serio. Tal vez tenga que comprar un teléfono. Entrar en una aplicación o algo y tratar de conocer gente nueva.

No estoy preparado para tener una cita, ni siquiera cerca, pero no me opongo a desahogarme con un encuentro al azar. Al pensar en eso, todo mi cuerpo se tensa y se revuelve al pensar en las manos de un extraño sobre mí. Que alguien que no conozco me bese, me toque. La posibilidad de que me hagan daño. Se me revuelve el estómago sólo de pensarlo. Bueno, eso apesta. Este es el regalo que tengo después de terminar mi relación con Dongwook. ¿Ahora no estoy dispuesto a un poco de sexo casual? Genial. Antes de que tenga la oportunidad de revolcarme en eso durante demasiado tiempo, Jin llama a la puerta, y me levanto y contesto demasiado rápido.

—Hola. —Su sonrisa casi me ciega.

—Hola. —Tomo asiento en el sofá, más bien me tumbo, y él me estudia con cautela mientras cierra la puerta y se une a mí.

—¿Estás bien?

—Sí, pensando en que nunca más voy a tener sexo.

Sus ojos se abren de par en par, y me doy cuenta de que lo he dicho en voz alta. —Oh.

—Ummm... sí. —Me encojo interiormente. —¿Pizza? ¿Debemos comer pizza?

Sus ojos se encuentran con los míos, y juro que la intensidad que veo en ellos puede quemarme vivo. No me va a dejar escapar. —¿Por qué estabas pensando eso? Sobre no volver a tener sexo, quiero decir.

MALTRATADO (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora