Capítulo III

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Días después nos dirigíamos hacia el mall, porque Felipe me había pedido acompañarlo al banco central.
Era tan aburridos los trámites de adultos...

—¿Tenés alguna película favorita? —preguntó cuando nos unimos a la larga fila.

Difícil decisión.

—No lo sé, pero creo alguna de la colección de twilight, ¿Las conoces?

—Obvio, tengo una hermana menor obsesionada con los vampiros y a toda la familia nos obligó a verla.

—Ella tiene buenos gustos —asintió no tan convencido. —¿Y cuál es tu favorita?

—Soy de cambiar seguido de gustos, pero por ahora es the truman show de Jim Carrey.

—Esa es buenísima.

—Totalmente, es un clásico.

La conversación giró al rededor del cine, Felipe sabía demasiado sobre ese tema, dijo que había visto más de mil películas en toda su vida y estaba segura que no mentía.

—Oye, ¿Qué era eso tan importante qué hacías que no te dejaba descansar el otro día? —pregunté.

—Un tipo de biografía sobre mí, para mi curso de postgraduate, pero no pude avanzar por tener la mente en blanco.

—¿Ese curso es el que te hizo llegar hasta acá?

—Fue parte de, pero no es la razón principal.

No insistí más, tal vez se trataba de asuntos personales.

—Te gusta hacerte el misterioso.

—Algo así —suspiró. —Hay un par de cosas que aún no conocés sobre mí, Victoria.

Muy cierto, pero había algo especial en él que despertaba una curiosidad (necesidad) de querer conocerlo más.

—Justo ahora tenemos tiempo suficiente para hablar, hay que aprovecharlo —siguió.

—¿Sobre qué quieres que hablemos?

—Sobre vos, sobre tu vida.

Por nada del mundo esperé esa respuesta.
A la mayoría de personas nos angustia ese tipo de preguntas tan profundas y juiciosas.

—¿Qué quieres saber?

—Todo.

¿Todo? ¿Qué significaba ese 'todo' exactamente?
Mi vida era ordinaria, no había mucho por contar.

—Como ya lo sabes soy Victoria, mi apellido es Anderson, falta poco para mi cumpleaños número veintidós y desde siempre he vivido en esta zona de Florida. Mis padres están divorciados, no tengo hermanos y vivo en casa con mi mamá y dos mascotas, que son mi vida entera... Y justo ahora estoy en una pausa de la universidad —estaba tan nerviosa por no saber cuál iba a ser su reacción.

—¿Qué estudiaste?

—Arquitectura, estaba a dos semestres de graduarme, pero no pude con tanto y tuve que parar, porque no me hacía realmente feliz... Tomé un descanso para intentar poner en orden mis ideas, pero en este punto pienso que dejé de tener un propósito al tomar este año, la mayoría de mis amigos están por terminar y comenzar a vivir.

—Jamás pensé que pasaras por una situación así, debe ser re complicado sobrellevarlo.

—Yo sigo sin saber cómo seguir.

—¿Pero de verdad crees que terminar la universidad te ayudaría a comenzar a vivir?

—Sí, es como un ciclo y graduarse forma parte de eso.

THE ACTOR | Felipe OtañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora