capitulo 7

455 16 0
                                    

Capitulo 7


By Tom.

Me temblaban las manos. Me sudaban. ¿Por qué estaba sudando? ¿Por qué tenía tanto frío? ¿A qué venían esas arcadas? ¿Y esas ganas de vomitar?
¿Por qué el niño estaba tan solo?
¿Quién está solo?
¿Qué niño?
No hay ningún niño. No está llorando.
No hay ninguna tormenta, la lluvia no repiquetea contra el cristal de la ventana, no se oye ningún trueno. No hace frío. No tengo miedo.
¿Quién tiene miedo? ¿Qué es eso? Yo no tengo miedo.

-Biiiiiiilly...

¿Quién dice eso?

-Biiiiiiiiiiiiillyyy...

¿Quién eres tú? ¿Por qué dices eso? ¿A quién intentas llamar?

-Biiiiiiilly... hoy es mi cumpleaños. ¡Hoy cumplo cinco años!

¿Cumples cinco años? ¿Quién eres tú?

-Felicítame.

No va a felicitarte.

-¡Felicítame, Billy!

No va a hacerlo.

-¿Por qué no me felicitas? ¿Por qué no dices nada, Billy? ¿Por qué nunca dices nada? ¿Por qué siempre estás callado?

Porque no está vivo. No existe. Billy no existe y aunque existiera, no te querría.

-¡Muérete Billy! ¡MUÉRETE! ¡Te odio!

¿Lo ves? No va a felicitarte.

-¿Por qué...? ¿Por qué, Billy...?

Porque es un Muñeco. Y lo has roto.

-Lo siento, Billy... lo siento...

Eres un idiota patético. Deja de llorar. ¡Pero que asco!
¡Tom, das asco!


Abrí los ojos y tal y como suponía, mojado hasta arriba por el sudor frío, temblando por lo mismo, me miré las manos alzadas, incrédulo. No había nada en ellas, solo mis dedos. Suspiré de alivio, moviéndolos para cerciorarme de que no seguía soñando. No. Eran mis manos grandes y fuertes, con los nudillos agrietados cubiertos por la sangre seca, no pequeñas y débiles, como las manos de un niño.

Me alcé del respaldo del asiento del conductor, apartando la cara del volante. Arg... estaba babeando y lo primero que hice fue apartarme la baba bruscamente de la boca, asqueado. Luego, miré al frente. Lo primero que pensé fue que me había estrellado con el coche y me había quedado inconsciente. Después, olisqueando el aire asfixiante que volaba a mi alrededor, supe que todo había sido una mala pasada por la mala mezcla de alcohol y algo de hierva. No... ¿Quién había fumado porros en mi coche? ¡Yo no fumaba porros en mi coche, nunca! ¡Ni bebía! A mi lado, en el asiento del copiloto, encontré una botella vacía y todo su contenido desparramado sobre el asiento, más que chupado al mismo. ¡Genial! ¿Tan colocado había estado? Miré hacia atrás, por si acaso sin darme cuenta había metido a alguien más en el coche. Por suerte, no había nadie. Luego miraría el maletero. La última vez me encontré a alguien durmiendo en el maletero.

Pero... ¿Y yo por qué coño había cogido el coche? Sacudí la cabeza. Al final tendrían razón los de la tele y las drogas serían malas...
Bueno... a peor ya no podía ir.

Cuando recordé por qué me había metido dos chutes de coca el día anterior y por qué había mezclado con la bebida... supe que sí podía ir a peor.

Bill estaba en mi casa. Y ahí seguiría después de cuatro días.

Suspiré. Estaba cansado, hecho polvo después de la coca, la bebida, una pelea que me había dejado con los puños medio quebrados y la cabeza atontada. Llevaba casi una semana sin pegar ojo en condiciones y finalmente, había caído desplomado en mi coche. Cuando me fijé en la hora y calculé mentalmente, supe que había estado cerca de dieciséis horas dormido en un parking público. El hambre me atacó y la sed me pidió a gritos algo de agua. Además... necesitaba mear con urgencia.

Muñeco encadenado//by sarae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora