Capítulo 5: Putamente puta noche

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Kendall

Las fiestas son divertidas, tan versátiles e impredecibles. Puedes empezar la noche bailando con tus amigos y terminarla con un ligue, empezar con un ligue y terminarla con tus amigos o, como solía suceder conmigo, empezar con un ligue y terminarla en algún sitio privado con poca ropa.

Me gustan, las disfruto, pero no significa que esté en una cada fin de semana, en realidad mi plan hoy era ver Los Juegos del Hambre por enésima vez, maldecir a Snow y Gale hasta el cansancio, tal vez jugar algún videojuego y luego irme a la cama. Pero Rhys ha sido mi mejor amigo desde que entré a los Giants, fue el primero en hacerme sentir en confianza, y quien suele apoyarme en cada cosa que quiero, así que cuando me ha dicho que quería que lo acompañara a una fiesta en casa del chico con el que sale actualmente, acepté.

De lo que no tenía idea era de que se trataba de una fiesta organizada por el hermano menor de este chico, hermano que casualmente estudia en el Leroux. Ahora tenía sentido el por qué Rhys lo conocía, ya que su madre es la directora de esta academia, y siendo sincero no me molestaba estar aquí. No es tanto como lo imaginaba, al parecer los estudiantes de arte si saben divertirse, pero de todos modos he escuchado un par de conversaciones acerca de Beethoven y visto muchos porros ya.

Es mi deber ser sincero y admitir que he estado gran parte de la fiesta buscando con la mirada a cierta morena con preferencia por el chocolate, aunque sepa que es poco probable hallarla ya que ese día del supermercado le dijo a Martina que apenas ayer comenzaría a asistir.

Ese día no había vuelto a hablar con Jeanette como tal, solo una que otra palabra cuando me metía en su conversación y una simple despedida cuando se marchó en un bonito Porsche azul que la paso a recoger, alegando que era una de sus amigas que había quedado de buscarla, y negándose así a mí oferta de acercarla a su casa. Claramente ni consideré el decirle a Martina acerca de lo guapa que es su hermana, nadie que quisiese vivir bastante lo hubiese hecho, pero por la noche "inocentemente" le pregunté como le había ido en su comida y me contó uno que otro detalle sobre ella, como el que no es la persona más paciente que podrías conocer y que está completamente soltera.

Probablemente en un tiempo se arrepentirá de soltarme esos datos de su hermanita, pero ese ya es su problema. Aunque podría volverse mi problema si decide entrar a mi departamento por la noche y ahogarme con una almohada.

Tal vez debería quitarle las llaves.

– Es perturbador ver como las mujeres se acercan a ti como abejas a la miel –admite Lemuel, la cita de Rhys, tras ver como una chica pasa frente a nosotros riéndose con su amiga por segunda o tercera vez probablemente, la reconozco porque lleva el cabello de un color verde fluorescente que sería imposible confundir.

– ¿Mujeres solamente? Ya dos tipos le han dado su número –se burla Rhys mientras yo saco los papeles de mi bolsillo, arrugándolos y tirándolos en un vaso con residuos de alcohol.

– Los tomé porque sería incómodo para ellos si los rechazaba –explico. Me van las mujeres, pero no significa que deba ser un imbécil al rechazar a los hombres que me coquetean.

– Habría jurado que eras bi, con todas las cosas que dicen de ti los medios –comenta Lemuel y Rhys se encoge de hombros.

– Si crees todo lo que los medios dicen de este hombre, tienes en frente desde un travesti hasta al tercero en el matrimonio de Viktor y Agnes Leclair.

– ¿Te metiste con Agnes Leclair? –La mandíbula de Lemuel llegaría al suelo de ser físicamente posible, mi amigo lo hace cerrar la boca mientras se burla.

– Lo asumieron solo por una foto fuera de contexto de ella acomodándome una corbata, supuestamente eran "acercamientos llenos de confianza y pasión" –recalco las palabras simulando comillas con los dedos.

LEROUX: Golden FourDonde viven las historias. Descúbrelo ahora