| Capitulo 1 |

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PESADILLA

Buenos Aires; Argentina — Marzo 2027:

Ruggero Pasquarelli:

Estaba allí parado, con el corazón latiendo tan fuerte que parecía que iba a salirse de mi pecho, mis pensamientos se volvieron borrosos, y todo a mi alrededor parecía moverse a cámara lenta.

No podía creer lo que estaba viendo, y mi mente luchaba por procesar la realidad de lo que acababa de presenciar.

Todo se volvió tan irreal, como si estuviera atrapado en un sueño del que no podía despertar, cada respiración se sentía superficial, y me costaba entender lo que estaba sucediendo a mi alrededor, era como si el mundo se hubiera detenido, y yo estaba atrapado en un estado de shock abrumador.

Karol ha sufrido un grave accidente, y hoy podría morir.

—Señor Pasquarelli, su esposa está a punto de dar a luz—me informó la enfermera, alejando mis antiguos pensamientos.

Recobré la claridad mental y, mientras me dirigía hacia la sala de partos, mi corazón no dejaba de clamar por Karol, preguntándose si seguía con vida.

Al llegar a la sala de partos, encontré a mi esposa recostada en una camilla, mientras la doctora intentaba ayudarla a dar a luz a nuestra hija.

Los gritos de Camila eran fuertes y dolorosos. Mi esposa estaba sufriendo mucho, así que tomé su mano y le dije. —Ya estoy aquí mi amor, hoy día nuestra princesa va a nacer.

—Si, mi amor, casi la tenemos en nuestros brazos. —respondió ella con determinación, concentrada en cada contracción.

—Va a ser la aventura más grande de nuestras vidas. —le dije sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo.

Entonces escuché por primera vez sus gritos y vi sus pequeñas manitas asomándose, mi niña era tan pequeña, se veía tan frágil que tenia miedo de cárgala, hasta que la enfermera me entregó a mi hija en mis brazos, y la sostuve con lágrimas en los ojos.

Camila lloraba de emoción, y yo la acompañaba en ese sentimiento, tomé a mi hija y la coloqué en su regazo, presenciando por primera vez esa conexión entre madre e hija.

El momento fue magico, la expectativa se quedo corta con la realidad. —Miren para la foto. —nos indico una enfermera, coloque mi mejor sonrisa, y luego le pido que me pase la imagen.

No pasó mucho tiempo, y la misma enfermera nos pidió que le diéramos a la bebé, ya que tenían que darle un baño y cumplir con procesos médicos.

—No se la lleven. —camila le rogó a la enfermera, pero yo la detuve explicándole las razones de su partida.

—Ya tendremos todo el tiempo del mundo para convivir con ella, por el momento disfruta de los antibióticos, y relájate, lo peor ya pasó, ahora nos toca disfrutar el momento. —le dije a Camila tranquilizando sus nervios.

El tiempo pasó volando y subieron a Camila a una habitación privada, donde descansé hasta la llegada de mis suegros

—Que bueno que vinieron. —los recibí con mucho entusiasmo.

—¿Donde está mi nieta?—preguntó el padre de camila.

—Aún sigue en la incubadora, en unos quince minutos me traerán a la bebé para que pueda darle de comer. —respondió camila.

—Ay hija mía, eres toda una mujer, a partir de hoy esa pequeña es tu prioridad, y tu ruggero, tienes que protegerlas de todos los peligros qué hay en mundo. —me aconsejó mi suegra.

La Fuerza de tus BesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora