Capitulo 7: Solo cosas buenas.

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Marko sabe como hacer estas cosas, toma suavecito la mano de Ana, y le hace un gesto de ir hacia donde está el grupito de la chica helado de frutilla.

Ana sonrie, por primera vez en semanas Marko le está proponiendo hacer algo con la misma picardia que tenía antes de Buenos Aires.

Se había preocupado al ver su cara al salir de la sala, sabía que si lo seguía él se iba a molestar, pero al no hacerlo, un nudo de preocupación le ataba la boca del estómago.

Estaba haciendo todo lo que podía para rescatar su amistad. Ana quería a Marko, y sabía que no estaba bien, pero no sabía cómo preguntarle el porqué. Se había vuelto frío los meses previos a su primer viaje a Buenos Aires. Se recluia en si mismo, no mantenía la mirada. Cuando estaba lejos no le respondía los mensajes, y si lo hacia era cortante.

Cuando regresaba, no la miraba con su cariño familiar característico. Parecía que la odiaba.

Aún así no se cansaba de buscarlo, y ahora que él le había tendido la mano primero, Ana sintió la felicidad de una niña, y asintió rápido para seguir a Marko.

-Ey, Derlis.-Saluda con la mano Marko.

-Ey, Buttini.- Derlis responde poco convencido.

-Esperen, ¿se conocen?- inquiere helado de frutilla.

-Sip, fuimos a la misma primaria- Ana se une alegremente a la conversación. - Ana, un gusto conocerles. ¿Son todos amigos de Derlis?

Martina no procesa que en frente suyo, la mujer más preciosa de San Rafael se dirige a ella, que bueno que acepte venir con Matias, piensa.

Matias en cambio no entiende porqué Martina luce tan encantada con el tal Buttini, que acaba de ser calificado como sorete por Jael.

-Más o menos...-comienza a responder Francisco, pero Martina no lo deja continuar.

-¿Quieren venir con nosotros a jugar pool?- intenta disimular la sonrisa que le provoca saber que esa chica bonita, se acercó a ellos y se llama Ana.

Marko nota los ojos de Martina. -¡Claro! ¿O no Ana?- le dirige una mirada cómplice.

-Sip, me apunto.

Jael mira como desorientada a Martina, no era que guardara rencor contra el chico sorete, pero Martina no era alguien que se emocionaba rápido con desconocidos, es decir: le habia dado 100 vueltas a Matias para verlo por fuera de la universidad y solo accedió a ir si habia amigos de por medio. Además el chico se llamaba Buttini, y todo lo que llevase ese nombre del demonio era poco fiable.

Martina, le devuelve una mirada brillante y feliz, como diciéndole: -¡Por dios dijo que si!-. Y al encontrar la mirada perdida de su amiga, le da un suave emoujoncito, invintandola a animarse.

Matias (y todos los presentes) nota lo animada que está Martina, y no para de pensar que mal está saliendo esto.

-¿Que tal si apostamos el precio de la sesión? El que pierde paga.-propone. Si Martina no le dirige la mirada, por lo menos podria jugar gratis.

-Me parece perfecto.- sonríe Marko. Sigue sosteniendo la mano de Ana cuando van a la zona del pool, del mismo cine. Siente que la noche por fin refresca.

-Entonces... ¿iban juntos a primaria? Y ¿ustedes juntos a secundaria?- Francisco intenta reanimar la conversación, no queria fallar una vez más en un olan con Derlis, cuando venian tan bien.- ¿Qué gracioso no?

-¿Quiénes iban juntos a secundaria?-consulta Marko.

-Nosoras con Derlis.-responde Martina. -¿Ustedes son los tres de la misma edad?

Nunca confies en un ButtiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora