Quinto octante.

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Una silueta oscura que determina la presencia de nuestro ya tan conocido lobo, una luz que delata la compañía del amor de su vida a la que mira con el anhelo de un niño hacia sus padres el primer día de escuela.

Pero no hay aullidos, no hay llantos ni súplicas de perdón, no hay soledad ni miedo a la pérdida de ninguno de los dos enamorados. El silencio acuna las sonrisas de ambos, les mantiene juntos y separados al mismo tiempo, les anima a besarse sólo con la mirada dándoles esos minutos de promesas nocturnas y palabras prohibidas que sólo los amantes están autorizados a escuchar.

Esta noche no hay dolor ni cristales rotos contra el suelo, es una noche de paz, dulce como el algodón de azúcar de la feria, es noche de anhelos felices y promesas de volver al día siguiente.

Frases a la luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora