Tercer octante.

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Y esta noche tal y como el lobo quería la luna lloraba su ausencia, su luz buscaba entre los escombros de las historias de amor del bosque, pero no había rastro de él, de aquel que siempre le había dado sus lágrimas y su dolor, no había rastro de ese oscuro pelaje como el carbón, ni de esa mirada en la que alguien podría perderse cientos de años, los aullidos no resonaban en cada rama ni en cada hoja del grandioso bosque encantado, se había ido.

¿Por qué? Ni ella misma lo sabía, su mente era incapaz de imaginar una sola razón que le diese sentido a la huida repentina de su pálido corazón, ni una nota, ni una formal despedida.

¿Había hecho algo mal? Quizá él se había cansado de lo que dijo que jamás se cansaría, quizá había sido todo una vulgar mentira bien planeada, quizá simplemente se había entretenido haciendo malabares con sus sentimientos, quizá, quizá, quizá....

Pero no, nuestro oscuro protagonista simplemente había caído de nuevo en el pozo de sus instintos más básicos, ya no era un enamorado de la luna, era un loco con piel de lobo que devoraba el firmamento, un cazador que capturaba estrellas haciéndolas sufrir por el placer de ver como se apagaban en una lenta agonía.

Nadie podría explicar el por qué de ese cambio, pero nuestro lobo color noche, ya no era un lobo, se había convertido en una pesadilla oscura llena de locura desatada.

Frases a la luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora