Luna menguante.

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Como toda historia esta también tiene un final, quizá triste, quizá feliz, todo depende de por el lado de la luna por el que lo leas.

Los reencuentros son mágicos como todas las historias en las que hay dos enamorados, pero al fin y al cabo el amor es algo sincero y nuestra luna estaba sinceramente segura de que las cosas ya no eran como antes, ya no era oscuridad y misterio, no había deseo de aventura en su mirada ni secretos en sus labios pálidos.

En cambio nuestro lobo seguía siendo el caos de la noche sin luna, el oscuro secreto de dos amantes bajo la lluvia escondidos, no había luz y tampoco pretendía buscarla, era miedo y cólera junto a pasión y dulzura, era un cóctel explosivo y tóxico en sí mismo, para él, todo era igual.

El bosque era consciente del cercano bombardeo y esa noche ni los valientes grillos salieron a cantar, la luna esperaba con la paciencia de mil años al lobo. No tardaron en juntarse luz y sombras como todas las noches desde su vuelta, pero esta vez, la luna no alumbraba tanto y su palidez era más oscura de lo normal, el lobo simplemente aulló acostumbrado a la rutina, llenando el vacío con su voz quebrada y su lamento que tan poco sincero le resultaba al satélite, no hizo falta más, una mirada, un mensaje.

Como todas las despedidas fue doloroso y dejó ese sabor amargo en los corazones de ambos, la luna lo saboreó con la paciencia de los que quieren ser astros, el lobo dejó que se desvaneciese con la prisa del viento.

Frases a la luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora