O4. Alfa caprichoso

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Para no estar acostumbrado al clima de las tierras de los Jeong, se hallaba bastante cómodo. Aparte de la calefacción, el calor corporal del menor lo mantenía a gusto. Asegurándose de que estuviera durmiendo, se hundió en su cuerpo. Mejor que cualquier cama, parecía una nube. Tan relajado estaba, que volvió a caer dormido. Unos labios tibios sobre su frente lo trajeron de vuelta. Taeyong fingió no despertar. Escuchó una risilla. De nuevo los labios rozaron su cara.

—Te apesta el hocico. Lávate los dientes. —Alejó al menor con su mano.

—Lo siento.

Lee se sentó. Miró a través del cristal: hoy estaba un poco más soleado que el día anterior. Perfecto para huír. Jaehyun se levantó de la cama y antes de retirarse, agregó: —El desayuno está listo a las ocho y treinta. Puedes bajar si estás mejor. —Cerró la puerta.

Taeyong hizo una mueca burlesca. Iba a ponerse de pie, cuando los estragos de su pelea lo detuvieron.

—¡Ahg! ¿Qué mierda? —Posó su mano en su camisa y la levantó; su abdomen estaba cubierto en moretones y cortes. —Esto no es bueno. —Acercó sus dedos a una de las zonas afectadas. —¡AH! —gritó agitado. No recordaba que el animal lo hubiese maltratado tanto.

La puerta fue abierta.

—¿Estás bien? —Una cabeza rubia se asomó consternada.

—Déjame solo.

—Te oí gritar. ¿Tus heridas duelen mucho?

—No. Fue el susto. Ahora vete.

—¿Puedes levantarte solo?

—Arg, ya te dije que... —Intentó ponerse de pie—¡ah! ¡Aha! No, no puedo. —Cayó sobre el colchón.

Jeong se aproximó.

—Toma mis manos. —Estiró sus extremidades. El Alfa testarudo, lo ignoró. —Vamos, deja que tu prometido te ayude.

—¡Ni lo menciones! ¡Que fastidio!

—Taeyong, apóyate en mí.

—No.

—Bien, entonces arrástrate hasta abajo. —Se cruzó de brazos. Estaba a punto de salir, cuando la mano del mayor lo sostuvo.

—De acuerdo. Lo haré.

—¿Acaso el Alfa Lee necesita mi ayuda?

—Sí.

—Dilo, Alfa.

Lee rodó los ojos. —Necesito tu ayuda, Jeong.

—Ven acá.

Taeyong rodeó el torso del menor con su brazo y este lo tiró hacia arriba.

—¡Ahg! ¡Que brusco!

—Lo siento. Seré más suave.

Caminaron unidos hasta el baño, donde Jaehyun le dio espacio para que hiciera sus cosas en privado, esperando afuera.

Sintió el llamado del mayor: —Jeong.

—¿Qué ocurre? ¿Estás bien?

—No creo que pueda sostenerme solo en la ducha.

—Entonces no te bañes, Alfa.

—¿Estás loco? Tengo barro hasta en los oídos.

—P-pero ¿cómo supones que te asista si estás desnudo?

—No estaré desnudo. Usaré ropa interior.

—Bien. —Jaehyun ingresó al baño con sus ojos tapados. —¿Dónde estás?

Road to heaven ࣪𓏲ּ ᥫ᭡ JaeyongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora