Capítulo XVII. Amor de Madre

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Si supierais lo maravilloso que es el amor de una madre, no tendríais miedo.

Peter pan

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La mansión estaba al final de la calle. Era un vecindario fino, de veredas anchas y enormes mansiones rodeadas de ligustrinas. Aun así, la mansión resaltaba por ser la más majestuosa del vecindario.

Se detuvo en la vereda de enfrente. Observó la entrada. Un amplio portón de rejas negras, rodeada de paredones altos. ¿Qué demonios estaba haciendo allí? ¿Para qué había ido? Si ni siquiera tenía el valor de cruzar la calle. Si ni siquiera sabía si ellos seguían con vida.

Estaba a punto de dar la media vuelta e irse, cuando sintió pasos detrás de ella. Por alguna razón que no llegó a entender, se le estremeció la piel.

-¿Umi?- la mujer volteó de prisa, al reconocer la voz que pronunciaba su nombre.

-¿Qué haces aquí, Brandon? - preguntó, con cierta molestia. Tal parecía que el destino se empeñaba en reunirlos.

-¿Por qué no entras? - Umi abrió los ojos con sorpresa. -Sé qué hace años que te sacaron de su vida, que no es fácil volver de un día para el otro, pero estoy segura de que Ikuko estará feliz de verte.

-¿Y tú desde cuándo?...

-Lo siento, sé que es extraño. Pero, cuando desapareciste, vine a Tokio, fue cuando conocí a tus padres. Ellos se preocuparon mucho por ti, Umi. Movieron cielo y tierra para encontrarte. Con el tiempo, entablamos una linda relación... Nunca se perdonaron lo que te hicieron. - Los ojos de Umi se llenaron de lágrimas. Bajó la mirada, intentando contener los deseos de llorar.

-¿Cómo están ellos?

-Bueno... Yo... lo siento, Umi, tu papá falleció hace algunos años...- Umi sintió como el corazón se le estrujaba. Algunas lágrimas cayeron de sus ojos.

-Umi...- él intentó acercarse, pero ella lo detuvo en seco.

-Estoy bien... sabía que era una posibilidad. – dijo, con su voz entrecortada.

-Pero eso no significa que no duela de la misma manera. Sé que no es cierto Umi, no estás bien. Puedes contar conmigo para lo que sea, aunque ya no haya nada entre nosotros, aunque ahora pertenezcas a otro.

-¿Por qué Brandon? - las lágrimas caían de sus ojos sin cesar, sin que pudiera evitarlo. - ¿Por qué, después de todo lo que te he hecho?

-Porque te amo, de verdad. Y, no importa lo que pase, no importa si no soy correspondido, eso nunca cambiará.

-Jamás te merecí... Eres demasiado perfecto para ser real. Quizás... ella te merezca más que yo. No tienes una idea de cuánto me duele lastimarte, Brandon. Pero, nadie manda en el corazón...- El bajó la mirada. Se sintió algo incómodo.

-¿Quieres verla? - preguntó, intentando cambiar de tema. Umi secó sus lágrimas, con algo de estupor.

-¿Qué?

-A tu madre... Ayer hablé con ella, le dije que estaba en Tokio y que la vendría ver... siempre que vengo a Tokio lo hago. - Umi se sorprendió con esas palabras.

-¿Cómo podría aparecer así, como si nada?

-Sería un shock muy grande, es cierto... Pero, ella nunca ha dejado de esperarte...

-No puedo hacerlo... ¿Qué le diría? No puedo explicarle las razones... Yo...

-¿Crees que eso importa? Umi, ellos pretendieron que estabas muerta desde mucho antes de tu desaparición... No le debes una explicación. Pero, para ella, será un alivio saber que sigues con vida... Por lo menos tendrá la oportunidad de disculparse por todo lo que ha pasado.

La Estrella De La Mañana (Destino II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora