Capitulo 2

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Tome el ascensor y baje al lobby, allí me dirían dónde estaba el bar.

—Olle chico, ¿En dónde me queda el bar?.

—Aloha  señorita, el bar está saliendo y cruzando la playa a su derecha, desde allí. — señaló una puerta al costado derecho de la entrada principal. — Puede ver el bar, se llama bar aloha Chui.

—Muchas gracias.

—Feliz noche y que el fluir de Hawai la haga feliz está noche. —con eso me hizo sonreír, que ocurrencias.

—Gracias. — tome la dirección que me dijo y pude divisar el bar, estaba a unos pocos metros y las luces rojas parpadean en la entrada.

Camine hasta allí y en la entrada me recibió un chico moreno y me indico una mesa, dónde una mesera vestida de hawaiana me atendió.

—Aloha señorita, ¿Que desea pedir?.

—Hola, ¿tienes piña colada y algo rico de comer?.

—Si, la especialidad de la casa es langosta en salsa de piña.

—Pues traerla.

—Con permiso. — se retiró y yo me dispuse a mirar el mar que desde allí se contemplaba por completo, ya que el bar era abierto, su techo era de palmeras secas y sus mesas echa en bambú, muy cálido y romántico todo.

Habían parejas charlando, riendo y hasta en plan amoroso y yo aquí vestida y sola, que dicha la mía.

Pero está vez me las pagaría caras Harold, que idiota.

La chica trajo mi pedido y me dispuse a comer un poco y si tenía razón estaba súper delicioso esa langosta y la piña colada fue ese toque que perfecto.

Al cabo de una media hora ya había comido un poco y bebidos tres piñas colada, me las tomé como jugo mejor dicho.

Salí del restaurante un poco mareada y me fui a caminar a la playa al quitarme los tacones.

La brisa marina me agito el cabello y el olor salado invadió mis fosas nasales, se sentía muy bien, aunque la melancolía me pegó, Harold tendría que estar allí tomando mi mano y diciéndome lo hermosa que estaba esa noche.

Me acerque a la orilla del agua y está mojo mis pies, que gratificante era eso, mire la luna en lo alto del cielo y una lágrima rodo por mi mejilla la cual limpie enseguida, no iba a llorar por el.

Me regresé al hotel y me fui a la habitación, ya el alcohol estaba en mi sistema haciendo efecto porque en el ascensor un mareo tomo mi cabeza, entre en la habitación y encontré a Harold borracho dormido en el sofá, me dió ganas de echarle un balde de agua fría.

Pero en vez de eso me fui al mini bar y tome la botella de whisky y me fui al balcón, la frisa estaba tibia y ya eran pasada las once de la noche, camine a la barandilla del balcón y contemple todo a mi alrededor, la luz estaba apagada así que nadien me veía desde allí, tome dos tragos largos y quemó mi garganta haciendo mis ojos lloran, joder que fuerte.

Pase unos diez minutos allí bebiendo y cuando ya no podía más en mi un ruido proveniente del balcón de al lado me hizo mirar allí, un hombre solo en mono estaba hablando por teléfono, pero joder a pesar del alcohol podía verlo perfectamente.

Piel bronceada, espalda ancha y con músculos, unos bíceps marcados y esa voz tan ronca y varonil, joder me sentí humedad de inmediato y me toque el pecho porque sentía que el aire me faltó, ese hombre estaba hecho para pecar y ir al infierno.

Me eche otro trago y me acerque al lado izquierdo del balcón para verlo mejor, este se recostó de una columna y siguió hablando por teléfono como si nada, al parecer no me había visto, mejor así podía seguir contemplando su cuerpo sexy, sonreí como una colegiala idiota.

El hombre se llevó la mano a su paquete y se dió un apretón y un bulto creció, grande y palpitante, yo mordí mis labios y apreté mis piernas, me estaba matando.

No podía seguir allí y ver cómo se tocaba tenía que hacer algo,entre a la habitación y moví a Harold necesitaba sexo y ya.

—Harold despierta. — lo sacudí.

—Mmm no molestes. — me manoteo y yo quedé como, que mierda.

A con que eso quería pues que se joda,  me eche otro trago y dejé la botella en la mesa y salí de la habitación, al carajo todo quería sexo y lo tendría.

Un toque, dos toques y la puerta es abierta por el hombre del teléfono, me mira de pies a cabeza y no entiende que pasa.

Claro no todo los días se te aparece una mujer sexy y vestida provocativa en la puerta del hotel.

No le di tiempo de hablar, solo lo empuje cerré la puerta y me le fui encima besándolo sin pedir permiso y pegando mi cuerpo al de el, que reacciono ante mis toques.

—Espera quien eres?.

—Callate y follame duro. — le ordené y este me miró y sus ojos se oscurecieron de inmediato dejando aquel gris de un lado.

Me pegó a la pared de forma brusca y me subió a su cintura donde yo envolví mis piernas, pegando mi centro de su miembro grueso a través de la tela.

Joder todo estaba mal, pero mira que eso me excito mucho más, este hombre era más grande que yo, su cuerpo tapaba el mío por completo y su fuerza era el triple que la mía, perfecto para dejarme pecar.

Me llevo a la cama donde me tiró y se bajó el mono dejando su miembro a la vista ya que no llevaba boxer, joder pero que grande y grueso era, las venas palpitaban en el y su grandes estaba húmedo, demostrando lo excitado que estaba.

Me jalo a la orilla y me saco el vestido sin tener cuidado y solo me dejó en aquel pequeño hijo de encajes rojo, me miró y se relamio los labios.

—Una fiera que sabe jugar, me gusta. — hablo y yo me sentí sexy, podedora y seductora.

Se vino sobre mi y se metió entre mis piernas arrancando mi hilo, dejándome completamente desnuda para el, mi garganta se secó y lo ví pasar la cabeza de su miembro entre mis pliegues y en un solo movimiento se hundió en mi, haciendo mi espalda arquear y un gemido brotar de mi garganta.

Entraba y salía dando fuertes embestidas, llevándome al camino de la lujuria y del pecado, dónde no me importo más nada que el placer que este desconocido me estaba brindando, me giro en la cama y me dejó en cuatro entrando otra vez en mi, tomando mis caderas para hacer más profunda las embestidas, gemidos de ambos se escuchaban sin control, tomo mis senos en esa misma posición y siguió dándome duro, rico y delicioso, estaba a punto de venirme lo pude sentir y el también.

Así que salió de mi y yo gruñi.

—Ven por el placer que quieres fiera. — se tiró en la cama y yo subí sobre el sin pensarlo y me hundí de nuevo en su miembro, moviendo mis caderas de adelante hacia atrás, y dando saltos, este se inclino chupo y mordió mis senos a su gusto, yo estaba perdiendo el control de mi propio cuerpo, estaba a punto de perderme en un camino de puro éxtasis.

Lo empuje de nuevo al corchon y lo hice tomar mis caderas para danzar sobre el y llegar a la liberación que tanto pedía mi cuerpo, y así lo hice acelere mis movimientos y pude sentir como mi vientre se hincho y se dejo ir en un orgasmo que nunca había experimentado, fuerte y arrollador, el hombre desconocido se afincó dentro de mi y se dejo ir también.

Cayendo exausta a su lado cerré los ojos dejando que mi respiración se calmara y sentí una mano en mi vientre, tibia y grande.

—Y me dirás quien eres?.

Joder que pasó, me levanté de golpe y me vesti como pude, el hombre se inclino sobre los codos y me miró, yo no le di la cara, pues no quería volver a follarlo, salí de la habitación corriendo y sin dejar que me siguiera entre en la habitación de al lado y Harold seguía dónde mismo, yo entré al baño me duche y me acosté.

Satisfecha y feliz, dormíria como nunca esa noche, o bueno lo que quedaba de noche.

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