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Se siente como una completa idiota, por decirlo a la ligera.

Geneva pasa el resto del día arrepintiéndose por hablar tanto sobre esos temas, especialmente considerando que ya era consciente de la sensibilidad de Malfoy con respecto a su madre. Ella ya lo sabía por sus peleas anteriores, cuando había ansiado esa emoción de meterse bajo su piel. Pero ahora esa emoción se ha transformado en una vergüenza nauseabunda.

Simplemente no parece correcto. Nada de eso lo hace. Se supone que no debe sentir simpatía por Malfoy. Ese mismo sentimiento hacia alguien como él –un criminal– es algo contra lo que se supone que la sociedad está condicionada. Sin embargo, no puede deshacerse de la agonizante culpa que recorre su mente una y otra vez.

Y como mucho ni siquiera puede comprender por qué se siente culpable. Nada de lo que dijo fue particularmente malo. Lo único que hizo fue mencionar a su madre, haciéndole una simple pregunta sobre si la condena o no por lo que les hizo a esos niños. Quizás por eso había reaccionado tan descontento: sabía que lo que hizo Narcissa era inhumano y enfermizo, simplemente no podía enfrentar los hechos.

Pero intentar entender a Malfoy probablemente no era la idea más brillante.

Ella flota por la Mansión por el resto del día, una parte de ella esperando toparse con Malfoy, pero de todos modos temiendo el momento en que lo haga.

Cuando se encuentra con Bigsby en varias ocasiones, le pregunta sobre su paradero y le pregunta si se encuentra bien, mostrando una peculiar preocupación que Bigsby parecía desconcertado. Después de todo, ella siempre había mostrado el mayor disgusto hacia él. ¿Por qué diablos estaría ella preocupada?

Más tarde, lo encuentra en la gran biblioteca de la mansión, recostado en un diván hojeando una novela, con cuidado de no levantar la vista mientras entra.

Al principio ella no pronuncia una palabra. Sólo se ocupa, fingiendo buscar algo. Ella espera que él se vaya, pero cuando no lo hace, silenciosamente se acerca sigilosamente detrás de él y vacila un momento.

—¿Estás bien?.—su voz chirría a través del silencio. Merlín, se siente como si estuviera en la escuela otra vez, su mente la reprende.

—No es propio de ti que te importe, Riddle.

—No puedes sentarte aquí y estar de mal humor para siempre.

Su expresión se eleva ligeramente a una de diversión. Cuando él no responde, ella continúa.

—Mira, sólo estaba tratando de entender.

—¿Entender qué?.

Ella duda.—A ti, supongo.

Él se ríe con saña.—Bueno, no quieres hacer eso.

—Quizás lo haga.—Puede oír lo ingenua que suena y se estremece internamente.

—No, créeme.—espeta, levantándose del diván y arrojando el libro sobre él.—¿Qué crees que es esto?.

—No lo sé.—es todo lo que ella responde.

—¿Crees que me preocupo por ti?.

—¿Tú?.

Se ríe de nuevo, secamente, cada vez más frustrado.—No voy a hacer esta mierda.

—¿De qué estás hablando?.

—De ti.—tratando de meterte debajo de mi piel. Tratando de hacerme sentir algo.

—No te obligaré a hacer nada, Malfoy. Eso es por tu propia voluntad.

—Oh, vete a la mierda.—escupe, frustrado.

THE TRIAL | DRACO MALFOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora