Donde Isabela, una chica de un pequeño pueblo de México, decide irse de intercambio a España, conoce al cast de "La sociedad de la nieve" y se los vuelve amigos a todos, o eso creía, hasta que uno de ellos le confiesa sus sentimientos más profundos...
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Esteban nos sentó a todos en la sala. Era el único que estaba parado caminando de un lado para otro, nosotros solo guardábamos silencio. Parecía que estábamos siendo regañados por nuestros padres después de haber hecho una travesura.
-Explíquenme qué estaba sucediendo- dice mi hermano y todos comenzamos a hablar a la vez. -Joder, pero hable solo uno por favor. Enzo, tu primero-
-¿Qué te digo? Yo llegué a la cocina y ella me atacó cual chango en...- dice y le doy un sape, me voltea a ver mal y se soba la cabeza.
-Di la verdad, no solo lo que te conviene- digo interrumpiendolo y rodando los ojos.
-A ver chicos, estoy tratando de comprender porqué Isa estaba trepada en la espalda de Enzo y los otros 2 riéndose- dice Esteban.
Volteé a mirar a Juani y Matías, ellos solo compartían miradas, haciendose cómplices de Enzo.
-Bien, si ellos no hablarán, yo sí- digo y me levanto del sofá. -Lo que pasa es que todo mundo en esta casa le tiene miedo a Enzo, nadie se anima a decirle sus verdades, soy la única que lo hace y, ¿qué recibo a cambio? Que me diga "inmadura" y me trate como niña pequeña, la cual ya no soy- digo un tanto alterada.
-Bien Isa, pero tenés que entender que Enzo ha pasado por mucho, por eso nos evitamos el crear argumento con él- dice Esteban. De reojo, puedo ver en Enzo una pequeña sonrisa, como si se acabase de salir con la suya.
Me quedo anonadada, ni siendo mi hermano podía llevarle la contraria a Enzo. Vaya que me dolió.
Y no solo mi hermano, los demás chicos que estaban en la casa no decían nada. Estaba a punto de volverme loca. Quería llorar de coraje.
-Vayanse todos a la mierda, no me vuelvan a hablar en su vida- diciendo eso, camino hacia la puerta principal decidida a salir de ahí.
-Largáte que acá nadie te cumplirá los caprichos, Itzel- dice Enzo. Y de nuevo, nadie dice nada. Vaya, cuánta amistad había ahí.
Tomo la perilla de la puerta y le doy vuelta para abrirla, escucho a lo lejos a Pipe gritarle a Enzo, lo que causa una revolución adentro.
Comienzo a caminar por las calles sin rumbo alguno, y unas lágrimas comienzan a salir de mis ojos. Tal vez soy una dramática por llorar o por enojarme a tal punto, pero la verdad es que yo no le había hecho nada a Enzo para que me tratase tan mal. No iba a dejarlo salirse con la suya, no mientras yo esté viviendo en esa casa.
-ISABELAAAA- grita con todas sus fuerzas Pipe. -ESPERAMEEEE- y corre hasta donde yo estoy, me ve y pone su cara de preocupación al instante.
No dudo para nada en cuanto abre sus brazos para abrazarme y yo me dejo, lloro demasiado en su pecho, él me envolvía tapando todo el frío que pudiera tener, dejaba un que otro beso en mi cabeza y me repetía que todo estaría bien. No sé cuánto tiempo estuvimos ahí, solo sé que esperó con calma hasta que me tranquilicé.
