ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ᴛʜʀᴇᴇ

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29 de septiembre del 2023

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29 de septiembre del 2023

Habían pasado ya 2 días y medio desde que llegué a España, 2 días desde que Pipe sembró esa duda en mi sobre el pasado de Enzo. ¿Será prudente investigar sobre él? ¿O solo dejo pasar ese comentario como desapercibido e ignorar todo lo que haga y diga Enzo? Todavía no sé qué haré, solo sé que tengo que despejar mi mente de eso y prestarle atención a otras cosas que han estado pasando en estos últimos días.

Les cuento, Pipe a estado muy atento conmigo, me ayudó a acomodar mis cosas en mi nueva habitación, se acomide a llevarme a donde sea que necesite ir. Se pega a mí como una pulga 24/7. No me disgusta su presencia, de hecho me comienzo a acostumbrar a ella, menos el día en el que vio mi ropa interior y sacó una tanga negra y comenzó a modelarla por toda la habitación.

Ese día esperaba que me tragara la tierra para ya no sentir más vergüenza. Aunque sí causaba gracia su manera de modelarla.

Esteban también ha sido muy atento conmigo, solo que ha tenido varias reuniones con sus jefes y casi no pasa tiempo en la casa.

Ayer, mi padre me llamó y se disculpó por no poder estar desde que llegué, dijo que tuvo que salir rumbo a París el día que yo llegué para tratar negocios que tiene por allá. Promete estar lo más pronto posible aquí conmigo para conocerme, en cierta parte le creo.

Regresando al presente, bajo a la cocina y me encuentro a Enzo sentado en la mesa desayunando solo.

-Buenos días- digo y no recibo respuesta de su parte. Ruedo los ojos y comienzo a sacar el cereal de la alacena. -Sabes dónde está Pipe?- preguntó mientras dejo el cereal en la mesa y sacó del refrigerador la leche.

-No soy su niñera para saber dónde está- dice Enzo en modo enojado.

¿Qué este hombre no conoce otro estado de humor? ¿O le hace falta sexo para andar feliz? Sinceramente no creo que sea lo último, a diario se ven pasar chicas por la casa.

-Que pesado eres- digo en un tono algo bajo pero suficientemente alto para que me alcance a escuchar y me siento en la mesa.

-¿Qué dijiste, niñita malcriada?- dice Enzo.

-Lo que escuchaste, hipócrita- digo y me comienzo a servir cereal en mi plato.

-¿Hipócrita yo? ¿Por qué lo decís, Isabela?- dice Enzo más serio de lo normal.

Era la primera vez que sus labios pronunciaban mi nombre, se sentía bien.

-Sí porque aquí el único malcriado eres tú, diario traes una cara de pocos amigos, estás enojado con todo mundo, te hablamos de buena manera y tú siempre respondes mal- digo y comienzo mi desayuno.

Su cara cambió un poco, se le relajó el entrecejo, pero a medida que se dio cuenta, volvió a la cara de antes.

-¿Y a vos qué te importa cómo soy? Metida- dice y se levanta de la mesa.

𝙋𝙚𝙧𝙙𝙞𝙙𝙤 𝙚𝙣 𝙩𝙪 𝙢𝙞𝙧𝙖𝙙𝙖  •ᴇɴᴢᴏ ᴠᴏɢʀɪɴᴄɪᴄ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora