Capítulo 20: Más allá de la racionalidad y Siete de los Grandes Poderes

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Descargo de responsabilidad: Esta es una obra de fanfiction basada en múltiples series de anime/manga existentes. Los personajes y escenarios utilizados en esta historia pertenecen a sus respectivos dueños y creadores, y no se pretende infringir los derechos de autor. Esta historia tiene fines puramente de entretenimiento y no pretende infringir ninguna propiedad intelectual existente. No soy propietario de ninguna de las obras originales que inspiraron este fanfiction y apoyo plenamente a los creadores originales y sus obras.

-Inicio de la historia- 

-POV en tercera persona-

El Bosque Congelado contuvo la respiración, una extraña quietud persistió después del choque entre Satoru y Gal. Los únicos sonidos audibles eran el viento helado y el rítmico repiqueteo de la sangre de Gal goteando de su rostro. 

En medio del dolor, Gal miró al alegre Satoru, quien apretó los puños y asumió una postura, esperando pacientemente a que Gal recuperara la orientación.

Este momento sirvió como completa revelación para Gal: sus ojos vacilaron y las alucinaciones llenaron su vista cuando sus ojos se encontraron con el espeluznante brillo azul de Satoru. 

Siempre había creído que la fuerza surgía de una combinación de entrenamiento y talento, nada más. 

Una espada lógica era el arma de Gal. 

Sin embargo... a pesar de la negación previa de Satoru de cualquier conexión con el Dios Dragón, un rechazo que resonaba en lo más recóndito de la psique de Gal, ahora se encontró confrontado con evidencia innegable. 

Por un lado, un aura de fuerza controlada y estoicismo emanaba del Dios Dragón, acompañada de una presencia amenazadora sin igual. Por otro lado, Satoru exudaba locura por cada poro, mostrando magia que nunca había visto ni oído hablar, ni hablar siquiera de la legendaria teletransportación en su arsenal. 

En medio de este marcado contraste, Gal identificó un vínculo singular y vívido. 

Sintió que su propia existencia se perdía en el vacío sin fin en los ardientes ojos azules de Satoru que brillaban con excitada sed de sangre.

Sí... 

Muy parecido al Dios Dragón. 

Satoru también era [Una existencia más allá de la racionalidad] 

Exhalando un torrente de agonía y ahogándose en las profundidades de la depresión, Gal se vio obligado a reconocer lo innegable.

Desde su enfrentamiento con el Dios Dragón Orsted como un Santo de la Espada, alimentó una ferviente esperanza de que su incesante entrenamiento, el peso de su título y la fuerza perfeccionada que había cultivado lo elevarían a un nivel capaz de alcanzar a el Segundo de los Grandes Poderes. 

El hambre de una revancha contra el Dios Dragón lo consumió: el deseo de reducirlo y dejar al descubierto el valor de su lógica, entrenamiento y talento. 

Sin embargo, en la escalofriante realidad de este momento, Gal recibió una respuesta, enfrentándose a una existencia que desafiaba la comprensión una vez más. 

El dolor grabado en su rostro era mucho menos preocupante que el aura que emanaba de Satoru. 

Normalmente, una lesión así no impediría que Gal continuara la batalla. 

No, serviría como combustible potente para que Gal desatara el infierno sobre su oponente.

Pero... pase lo que pase, Satoru se había vuelto más peligroso que nunca.

Las desesperadas súplicas de los instintos de Gal resonaron, advirtiéndole que huyera, que abandonara esta inútil búsqueda, y la cruda comprensión de que la perseverancia conduciría a su perdición.

Mushoku Tensei - El HonradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora