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La cocina parecía un revuelo, había harina esparcida por la mesilla y parte del piso flotante, junto a las cascaras de huevo con líquido de la clara resbalando en el borde del mantel. No había que decir mucho para la cocinera, su nariz espolvoreada de polvos de hornear podrían darle una mala imagen a cualquiera que pasara o fácilmente podría parecer un caniche revoltoso y descuidado que había jugado con la preparación.

—Uhm, entonces necesito la leche condensada, ¿Me queda leche condensada?—murmuró para si misma, limpiándose las manos pegajosas en el delantal mientras caminaba hacia el mueble.

Yujin rebuscó en el pequeño refrigerador y, entre la variedad de ingredientes, encontró la leche condensada.

—¡Aquí está! —exclamó, mostrando el frasco de leche condensada con una sonrisa, ajena al desorden que estaba creando en la cocina.

Con destreza, Yujin continuó mezclando los ingredientes con una concentración casi teatral. Sus movimientos eran precisos, a pesar del caos en la cocina. La harina flotaba en el aire, formando una especie de nube efímera mientras ella batía los huevos con un ritmo constante. La luz tenue de la lámpara sobre la mesa resaltaba su perfil, destacando la determinación en sus ojos.

Tenía que ser el pie de limón más delicioso que su compañera de cuarto hubiera probado en años. Con una sonrisa decidida, vertió el azúcar flor en su mezcla.

Cada tanto, Yujin se reía de sus propios percances, una risa contagiosa que llenaba el espacio y suavizaba el ambiente. El aroma cítrico del limón comenzaba a mezclarse con el dulce de la leche condensada, creando una fragancia que inundaba la cocina.

El delantal manchado y las manos con restos de masa no parecían incomodar a Yujin, quien estaba inmersa en su tarea con una pasión palpable. Mientras buscaba el azúcar en el estante, sus ojos se iluminaron con la emoción de compartir este momento culinario con su misteriosa compañera de departamento, aún sin conocer completamente su historia.

—Y ulalá, este merengue va a quedar delicioso,—dijo con soberbia, mientras se estiraba un poco a ver la receta desde su celular.

La batidora zumbaba en sus manos, el merengue comenzaba a tomar forma, creciendo en volumen con una textura esponjosa y brillante.

En ese momento, el timbre del teléfono sonó de nuevo, pero esta vez era una melodía más suave, una llamada de video. Yujin, con las manos todavía envueltas en la mezcla, aceptó la llamada, revelando el rostro sonriente de su madre.

—¡Hola, mamá! Estoy haciendo el pie de limón que papá tanto ama ¡Mira! —exclamó Yujin, sosteniendo el tazón para que su madre pudiera ver el proceso.

"¡Yujin! ¡Al fin me respondes! ¡Yo, que te tuve nueve meses en mi barriga!"

—¿Cómo va la vida ahí, mamá?—murmuró con una sonrisa, su madre se la correspondió.

"Bastante bien, hemos tenido mucha mercancía y planeamos ir mañana a ayudar en el festival de tu tía Sol... ¡Dios mío, Yujin! ¡Estás toda sucia!"

Yujin se sobresaltó por el grito de su mamá en el teléfono, instintivamente se chequeó una mirada de arriba a abajo y se vió por el retrato del celular,—oh, creo que me manché un poco.

"¿Un poco, Yuyu? Sigues siendo una niña pequeña, ¿Cómo es posible que te hayamos dejado ir a Seúl sola si no sabes romper un huevo?"

—¡Si sé romper un huevo, mamá!

La señora Ahn río divertida al ver el sonrojo que se formó en las mejillas de su hija.

"Mh, digamos que si, Yuyu. Ahora hablando de cosas más importantes, ¿Cómo va la universidad"

either way | annyeongz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora