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Con el aroma dulce del pie de limón llenando el aire, Yujin se apresuró a dar los toques finales a su obra culinaria. A pesar de la pequeña distracción, estaba decidida a sorprender a su misteriosa compañera de cuarto con el postre prometido. Por segunda vez.

—Bueno, creo que ya está listo. —Yujin murmuró consigo misma, sonrojada por el incidente previo. Tomó un paño para limpiar sus manos, tratando de deshacerse de los restos de masa y harina que la adornaban.

Con la bandeja del pie de limón en manos, Yujin caminó hacia la habitación contigua. Aun sintiéndose avergonzada por la pequeña emergencia en la cocina, decidió enfrentar la situación con valentía.

—¡Hey, ya está listo! Puedes venir a buscar tu porción cuando quieras. —Anunció Yujin, tratando de sonar despreocupada. —Voy a cerrar los ojos, descuida.

Wonyoung, en su habitación, escuchó las palabras de Yujin y, con cierta timidez, se aventuró a salir. Sus ojos curiosos se encontraron con Yujin, quien sostenía la bandeja con una sonrisa nerviosa, pero amigable y efectivamente los ojos cerrados.

—Lo siento por el pequeño desastre en la cocina. No suelo dejar que las cosas se quemen, pero hoy fue una excepción, aparentemente. —Yujin rió, tratando de restar importancia al incidente.

Wonyoung sonrió tímidamente y asintió, agradeciendo el gesto aunque Yujin no la pudiera ver.

—No te preocupes, puede pasarle a cualquiera. Gracias por el pie de limón, huele increíble.

Yujin, sintiéndose aliviada por la respuesta positiva de su compañera de cuarto, ofreció la bandeja.

—Aquí tienes. Espero que te guste ¡Y perdón de nuevo por el humo!

Wonyoung tomó su porción con gratitud, observando la presentación del postre con interés.

—Gracias, Yujin. No te preocupes por lo del horno, en realidad. Estoy segura de que estará delicioso.

Ambas compartieron una pequeña risa, rompiendo el hielo que se había formado durante ese curioso episodio en la cocina. Sin embargo, Wonyoung frunció el ceño al notar algo.

—Yujin, espera.

—¿Uh?—reaccionó la mayor con los ojos aún cerrados,—¿Qué suce...?

Pero toda pregunta fue cortada cuando sintió un tacto tibio en su rostro.
Tambaleándose y casi dejando caer la bandeja de postre en el piso al sentir sus piernas flaquear, su garganta quedó muda cuando sintió las manos de su compañera de cuarto delineando su rostro, la punta de sus dedos siguiendo su nariz y luego su mejilla.

La respiración de Yujin quedó atascada en su garganta, ¿Por qué un tacto tan efímero la hizo sentirse tan nerviosa?

Wonyoung, cuando recién cayó en cuenta de lo que estaba haciendo, se sonrojó furiosamente y se alejó de inmediato, las palabras intentando subir a su boca, pero estaba muy avergonzada.

—¡L-Lo siento! ¡Es que t-tenías harina! ¡Lo siento!

Yujin, aún con los ojos cerrados, quedó completamente sorprendida por el contacto inesperado. El suave roce de las manos de Wonyoung delineando su rostro provocó un latido acelerado en su corazón. A pesar de no ver, pudo sentir el sonrojo que se apoderaba de sus mejillas.

—¿Uh?—reaccionó Yujin, su voz un susurro incierto,—Uh, claro ¡No te preocupes!

Sin embargo, antes de que pudiera completar la pregunta, el tacto se desvaneció. Yujin, tambaleándose ligeramente, se aferró a la bandeja de postre para evitar que cayera al suelo. El silencio se instaló entre las dos, interrumpido solo por la respiración nerviosa de Wonyoung.

—Lo siento de verdad, uhm...

Yujin, aún nerviosa y con los ojos cerrados sonrió, intentando traspasarle una respuesta segura a su roomie.

—Hey, no te preocupes, está bien, gracias por quitarme la harina,—dió una sonrisa genuina, mostrando sus blanquecinos dientes y haciendo que sus hoyuelos se marcaran en sus mejillas rosas.

—¿Sí?

—¡Si! Ahora ve y prueba el pie, dime si cumplí tus expectativas.

Wonyoung río, Yujin se sintió demasiado agradecida al poder ser testigo de aquella risa mas de dos veces en el día.

—Está bien, muchas gracias Yujin.

Yujin sonrió, muy grande y tal vez Wonyoung sintió la necesidad de tocar los huecos adorables que se formaban en las mejillas de la mayor. Sacudiendo la bandeja de sus manos y con entusiasmo, Yujin respondió:

—De nada...

—Vicky.

Yujin frunció el ceño,—¿Uh?

—Vicky, puedes decirme Vicky.

El sonrojo en las mejillas de Wonyoung no podía ser desvanecido rápido. Aún en la puerta de su cuarto, esperó que eso reflejara lo agradecida que estaba con Yujin durante todo este tiempo que habían sido compañeras de cuarto.

—De nada, Vicky.

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either way | annyeongz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora