MIDDLE OF THE NIGHT; matias recalt

v.

VALENTINA NUNCA SE DESPERTÓ DE TAN BUEN HUMOR; su actitud no demostraba mucha madurez, pero haberle ganado a su enemigo número uno le alegró la semana. Ni siquiera el hecho de haberse tenido que levantar a las cinco de la mañana para ir al aeropuerto pudo arruinar su estado de ánimo.

Con la sensación de satisfacción y triunfo, terminó de guardar cuidadosamente las últimas cosas que le faltaban poner en la valija. Acto seguido, revisó su outfit en el espejo una última vez. No pudo evitar agarrar el celular para sacarse fotos, su buen humor lo ameritaba. Una vez lista, antes de salir de la habitación tomó su indispensable equipo de mate.

Descendió al vestíbulo, donde se encontraba presente todo el elenco, incluido Matías. Obviamente no dejó pasar la oportunidad de sonreírle con burla y recordarle los eventos de la noche anterior. Él se limitó a responder con su típica cara de orto, desviando la vista a su teléfono.

Para las seis y media, estaban todos reunidos en el aeropuerto. En este momento, Valentina se encontraba sentada con los chicos esperando el llamado de su vuelo, contándoles su gran hazaña y cebando mates —sí, no podía faltar el mate—.

—Me cantó “Envido” re seguro, ni me acuerdo cuánto tenía —la chica empezaba con el relato, pasándole un mate a Agustín—. Y empieza Pipe, Blas que no tenía nada, yo me quedo callada para hacerme la misteriosa, viste y de la nada… ¡Treinta y dos!

Esteban, Agustín, Enzo y Francisco —los que no habían estado presentes anoche— la miraron anonadados.

—Nah —inquirió Agustín mientras terminaba de tomar—, ¿tanto orto vas a tener?

—Sí, amigo —habló Felipe—, ni yo lo podía creer.

—Ya saben, muchachos —llamó Esteban con una expresión de diversión—, hay que tenerla a Valen en el equipo.

Por otro lado, Matías recibió los pasajes del cast de manos de Bayona. Éste le había pedido que se los entregara a los chicos por él.

—Fíjate que tienen nombre.

Bayona no pudo esconder la sonrisa de complicidad; sí, fue a propósito. Observó como una expresión de confusión se dibujaba en el rostro de Matías, pero como el chico no sabía no tenía conocimiento alguno de los detalles anteriores, no le dio mucha importancia.

—Y de nuevo me hago la interesante, momentos tensos… ¡Bum! ¡El ancho!

—Pero dejate de joder.

Matías caminó por el lugar en busca de sus compañeros mientras ojeaba los pasajes, eran tantos que todavía no había podido encontrar el suyo. Le volvió a restar importancia, seguro le tocó con Enzo.

Cuando finalmente encontró a los chicos, estos se estaban riendo del relato de Valentina. “Mamita, qué obsesión conmigo”, pensó él rodando los ojos.

—Muchachos, tomen los pasajes.

—Apareció, Envido.

—Cerrá el orto.