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Clemmie nunca imaginó que su mejor amigo protagonizaría una película sobre uno de sus libros favoritos, mucho menos que se enamoraría de uno de sus amigos del cast.
☁︎︎ Matías Recalt fanfiction
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Clementine era una persona mañanera. Disfrutaba mucho levantarse temprano, poner música y comenzar su día. Por lo general, lo primero que hacía era darse una ducha para despertarse completamente.
Después se preparaba un café, y le daba de comer a sus mascotas. Tenía un gato y un golden retriever, y los amaba como si fueran personas.
Su departamento quedaba a media cuadra de la cafetería, así que no se preocupaba por cuanto tardaría en llegar.
Si se despertaba sintiéndose muy inspirada, probaba recetas nuevas. Hoy, por ejemplo, decidió preparar cupcakes de frambuesa.
Entró a Spotify, y empezó a reproducir su playlist favorita, la de música retro. Clemmie era fan de ese género, y cada vez que lo escuchaba, se volvía loca. Le daba mucha felicidad, y sentía que combinaba mucho con su personalidad.
Cuando la canción "Make your own kind of music" de Mama Cass comenzó a sonar, la sonrisa en su cara se ensanchó. Girando al ritmo de la música por su cocina y cantando, separó los ingredientes y comenzó a cocinar.
Después de unos 45 minutos, unos cupcakes rosados reposaban en la mesada, listos para ser glaseados. Clementine tomó su manga de repostería y glaseo todos los cupcakes con buttercream. Les puso una frambuesa arriba a cada uno y los espolvoreó con brillos comestibles.
Satisfecha con el resultado, sonrió, y luego de lavar su cocina, preparó los cupcakes para llevar a la cafetería. Iba a aprovechar que tenía invitados especiales para darles de probar su nuevo especial.
Por sobre la remera blanca se puso un cardigan rosa que ella misma había hecho, su bufanda y su tapado. Tomó su cartera, que en realidad era una tote bag, saludó a sus mascotas y agarró la bandeja de cupcakes para luego salir de su casa, cerrando la puerta con llave tras ella.
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Le tomó pocos minutos llegar a la cafetería. Una vez adentro, prendió algunas luces y abrió las cortinas para que la tenue luz mañanera decorara los adentros del lugar. Apoyó sus cosas en el mostrador, se quitó la bufanda y el tapado y los colgó.
Volvió a colocar su música, esta vez en los parlantes y comenzó a trabajar. Agarró un posa tortas transparente y acomodó todos los cupcakes ahí, para que estuvieran presentados de una forma linda. Le puso la tapa y los dejo reposar estéticamente en la mesada, junto a la vidriera.
